Uno de los temas importantes que tienen las mutuales para su mejor desenvolvimiento, es que la franja etaria sea lo más amplia posible, es decir que entre los asociados haya desde muy jóvenes hasta adultos mayores. De esta manera, es posible lograr el mantenimiento de los servicios con mayor facilidad, porque puede lograrse la utilización de los servicios en forma más equilibrada y no concentrada solamente en uno o dos, lo que puede ocasionarles déficits. Esto último suele ocurrir con el servicio de atención de la salud cuando la mayoría de los asociados están incluidos en la franja de edades mayores, y simultáneamente, la mutual se ve obligada a mantener otros servicios porque debe tenerlos activos para quienes los soliciten.
Generalmente en la mutualidad se escucha decir que resulta muy difícil lograr que los jóvenes se asocien, y es cierto, pero ¿qué podemos hacer al respecto?
Una de los primeros temas que merecen ser abordados es conocer cuáles son los intereses de los jóvenes y analizar la posibilidad de implementar servicios que sean de su agrado.
En otro orden de cosas, se ha producido un hecho que tal vez pueda favorecer la actividad de nuestras entidades, y es que han desaparecido muchos clubes barriales, por lo que a diferencia de otras épocas, los jóvenes no tienen la posibilidad de reunirse durante el día para practicar algún deporte; o recrearse con juegos de salón, como billar, pools, etc.; juegos de mesa; asistir a clases de danzas, conferencias, clases de pintura, cine-debate, concursos, etc., y tantas otras actividades como talleres de distintas disciplinas o de entretenimientos.
Siempre hay que considerar la posibilidad de realizar convenios con otras mutuales u otro tipo de instituciones para compartir servicios, como por ejemplo, pileta de natación, canchas de basquet o de fútbol; campos recreativos; hoteles en zonas de turismo, etc., de modo de ampliar la cantidad y diversidad de servicios para los asociados.
No se trata de transformar a la mutual en un club, sino de brindar servicios de recreación a los asociados, que en este caso tiene como objetivo principal atraer a los jóvenes.
En el mismo sentido, pensando en el futuro y para fortalecer el interés de la juventud, habrá que considerar la posibilidad de que alguno de ellos tengan la oportunidad de formar parte de los equipos de trabajo de la mutual y también, y muy importante, que se les pueda brindar un lugar en el Consejo Directivo. Esto último, además de ser un interesante incentivo para quienes demuestren tener capacidad e interés en la institución, con el transcurso del tiempo permitirá realizar la necesaria renovación gradual del cuadro de directivos, y algo que es fundamental, podrá asegurar la continuidad en la aplicación de políticas que estén identificadas con los objetivos que se hayan establecido.
En empresas japonesas practican la incorporación de jóvenes a los cuerpos directivos haciéndolos participar previamente de las reuniones de Directorio con el solo objetivo de que escuchen cómo tratan los problemas y buscan las soluciones quienes se desempeñan como ejecutivos. También asisten a esas reuniones los directores más experimentados con el fin de aconsejar en caso de que sea necesario o ser consultados. De ese modo, quienes asumirán responsabilidades mayores, reciben un entrenamiento en la propia empresa que luego deberán conducir aplicando políticas afines a las preestablecidas, aunque por supuesto, adaptándolas a los cambios que se van produciendo en el mercado.
Del mismo modo, puede implementarse ese sistema en una mutual.
Los acelerados cambios se producen en la sociedad, tanto de hábitos como de formas de trabajo, o de comunicaciones, etc., provocan que muy rápidamente las generaciones de personas que han pasado los años de juventud, se sientan de alguna manera aislados de las nuevas tecnologías, ya que además de tener una lógica muy diferente a la que manejan habitualmente, es muy difícil asimilar tantos cambios en forma simultánea.
Por otra parte, los jóvenes que no están debidamente informados, creen que los adultos no saben nada de nada, tan solo porque no conocen determinadas funciones de algún equipo o programa informático, lo cual obviamente que no responde a la realidad. A ese extremo llega la influencia de la tremenda cantidad de nuevas técnicas que se crean de manera permanente.
Lo antedicho, tiene consecuencias muy serias en otro orden de cosas, porque muchos jóvenes suelen creer que la palabra de los adultos carece de relevancia y significación, cuando en realidad, contiene una gran experiencia de la vida, que unida al conocimiento adquirido, aún en otras disciplinas, puede ser aprovechada para evitarles cometer errores. Pero esto es algo que escapa al manejo aún del más hábil o experimentado.
De todos modos, es una necesidad generacional e institucional que se establezca un programa de acciones para trasmitir conocimientos y delegar responsabilidades que aseguren la continuidad de nuestras mutuales.
No cabe duda que en general, todos estamos ante un dilema que muchas veces nos resulta difícil de resolver, no obstante, por nuestras mutuales vale la pena que dediquemos tiempo a analizar nuevas posibilidades, y para esto, se puede contar con el aporte de todos los integrantes del Consejo Directivo, que a través de las diferentes ideas que puedan aportar, surja el modelo a implementar para la continuidad de cada entidad y del todo el mutualismo.
