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La Mutualidad: un gigante en movimiento

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Luis Valladares
Dr. Luis Valladares
Periodista, Locutor Nacional, Contador Público, Lic. en Costos, Lic. en Administración de Empresas, con tres distinciones de la Asociación Médica Argentina y de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico, por sus trabajos en la Prevención de Adicciones a las Drogas. Ex-Director del periódico Mundo Mutual y fundador del periódico Mundo Cooperativo.

Es notable cómo el mutualismo puso en movimiento una vertiginosa actividad, con sólo un lineamiento impartido desde el INAES, que subsidió tasas para los productores agropecuarios en emergencia por los desastres hídricos.

Es interesante advertir, cómo de esta manera se logró que los directivos de las entidades se relacionen personalmente con los propios asociados, con los productores agropecuarios y con las cooperativas de la zona, dando  lugar a que la comunidad comience a valorar a sus mutuales, porque no es lo mismo trabajar en situaciones normales, que acudir en situaciones de emergencia.

Creemos que esto no se olvida más.

Con una actividad de este tipo que sin duda es al servicio de la comunidad, se fortalece la trama social y le da un sentido a lo que se hace, se comienza a considerar que el trabajo de la entidad vale la pena, y que el aporte es realmente valioso y necesario. Multiplicado este aporte en todas las comunidades, ya sea en situaciones de emergencia o apoyando el desarrollo local, será advertido su accionar no sólo en la localidad o dentro del mismo sector, sino que también puede significar que en los estamentos de poder, se visualice a este noble sistema como un complemento del Estado, no sólo como paliativo en las situaciones difíciles sino para el desarrollo productivo del país.

Cuando los pueblos se despiertan, se vuelve a planificar entre todos la calidad de vida a la que se aspira y se lucha por alcanzarla, pero además se moviliza a todas las fuerzas vivas, cooperativas, mutuales, cooperadoras, asociaciones civiles, municipios, bomberos voluntarios, para colaborar en pos del objetivo común. Así lo hicieron nuestros pioneros y fundadores, que guiados por un sueño solidario y de servicio, resolvieron todos los inconvenientes que nuestro joven país les presentaba.

Desde su propia génesis, las mutuales tienen un importante rol a cumplir, dada su organización basada en la prestación de servicios.

Conocemos la realidad de localidades de nuestro país que se relacionan de esta manera, y podemos dar fe de su progreso incesante, y de la calidad de vida, el bienestar de la población, y sobre todo de los Valores que guían la conducta de su gente.

Se comienza a pensar de otro modo ampliando los esfuerzos hacia objetivos comunes, se potencian actuando en red, y sobreviene como consecuencia lógica, la integración con el resto de las entidades, formalizando la canalización del ahorro público y contando cada institución con los demás actores.

Esta actividad promueve el desarrollo local, ya sea porque hay potencialidades que no se pueden encaminar sino es haciéndolas todos juntos, o también para evitar la dolorosa fragmentación de las familias cuando los hijos se van a las grandes ciudades a estudiar y no pueden volver porque en el pueblo no hay trabajo.

Este no es un tema menor en la historia y en la proyección de nuestras entidades, actualmente hay un impulso a su favor, porque tenemos en el sector funcionarios públicos de nivel que defienden a capa y espada el buen nombre de las mutuales, y proclaman que están dispuestos a trabajar con firmeza para sanear el sector, y que ya no se lo utilice para las operaciones ilegales o para ocultar  intereses espurios, y de este modo retornar al prestigio y al reconocimiento que se merecen.

Tal vez ha llegado la hora en que la mutualidad encuentra una renovación, para no solamente ser tenida en cuenta, sino ser consultada a la hora de tomar decisiones normativas que la afectan directamente, como en el llamativo y dudoso caso de haberlas incluido en la ley de medicina prepaga, no respetando su esencia y ocasionando múltiples inconvenientes a las entidades y a la población que se protege.

Ser invisibles no conviene. Conviene decir “aquí estamos” y tener voz y voto en todo lo que nos concierne. Eso es existir, hacer que nuestra luz ilumine, que nuestros actos se vean, que la gente nos conozca, y que las puertas se abran a nuestro paso, como se abren a las personas que saben a dónde van.

En tal sentido, hay que asumir que esto no es una cuestión ajena al sector o que depende de alguien que no seamos nosotros mismos.

A lo largo y ancho del país el pueblo argentino comienza a conocer y a incorporar a las mutuales en sus proyectos, y a eso seguirá el apoyo y la valoración.

Es una organización de la comunidad que está haciendo importantes y visibles aportes, y eso provocará que se la considere.

Más de 150 años de historia y una gran obra realizada a pesar de las enormes trabas y regulaciones que se le han impuesto, hablan de fines nobles y de entramado social, que le permiten evolucionar y perdurar en el tiempo.

Sin embargo, y porque todo cambia, también comienza a actualizarse el sistema mutual, que se prepara y se fortalece internamente para enfrentar los cambios del entorno, convocando en forma seria, con contenidos profundos, a mujeres y jóvenes para preparar el advenimiento de nuevos actores dirigenciales sin discriminación y dando lugar a una natural sucesión que asegure el futuro de las entidades.

Actualmente, tenemos además en el interior del país otro factor favorable, ya que los mutualistas son acompañados en sus actos por los gobernadores, legisladores y representantes de los más altos organismos provinciales, que se pronuncian a favor de la mutualidad públicamente, porque a través de las nuevas acciones, como lo es acudir a favor de los productores que fueron afectados por las inundaciones, se enteran de sus beneficios y su función complementaria del Estado en otros aspectos.

En un país donde se ha descuidado tradicionalmente a las economías regionales, los sistemas organizados de la comunidad se erigen en fortalezas para atenuar los impactos negativos en la población. Si a esto se le une una vocación de promover el desarrollo productivo, el beneficio será muy grande para el país.

La Mutualidad, ese gigante que estuvo aletargado, está ganando espacio.

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