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La educación solidaria

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Luis Valladares
Dr. Luis Valladares
Periodista, Locutor Nacional, Contador Público, Lic. en Costos, Lic. en Administración de Empresas, con tres distinciones de la Asociación Médica Argentina y de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico, por sus trabajos en la Prevención de Adicciones a las Drogas. Ex-Director del periódico Mundo Mutual y fundador del periódico Mundo Cooperativo.

Un instrumento de transformación de la sociedad

Tal como se presentan las cuestiones sociales en nuestros países, tenemos la convicción de que la sociedad necesita una transformación que mejore las condiciones de vida, y que el tejido social incluya a todos sus miembros para que los que están marginados tengan acceso a una vida digna.

Esto implica un cambio de paradigmas, una manera diferente de ver las cosas y la búsqueda y aplicación de soluciones distintas a las que se han aplicado. Entre el conjunto de opciones que disponemos para concretar ese cambio, hay una en particular que puede garantizar por sí misma un cambio social positivo. Se trata de la educación en Valores como instrumento transformador.

Es cierto que el gasto en educación es una inversión que reporta resultados en el futuro, ya que comenzaremos a recoger el fruto de nuestra siembra al cabo de quince o veinte años como mínimo, pero si no comenzamos hoy, es un día más que habremos perdido.

Ya lo decía Mahatma Ghandi “éramos tan pobres que tuvimos que gastar en educación”. También en Alemania, que fue destruida en la segunda guerra mundial, ante el ofrecimiento de ayuda económica por parte de Estados Unidos para reconstruir sus ciudades, el Ministro de Economía alemán pidió que se le permitiera utilizar esa ayuda para educación, diciendo que con la educación podría reconstruir Alemania. Y el escritor argentino Jorge Luis Borges dijo: “No sé si la instrucción puede salvarnos, pero no sé de nada mejor”.

¿Por qué enseñar Educación Solidaria?

Las entidades de la Economía Solidaria trabajan con Principios y Valores que forman parte de manera explícita de sus doctrinas. Seguramente hay personas, empresas y otros tipos de asociaciones que también lo hacen, pero es en forma individual y aislada, por lo que no tienen un impacto social.

Cuando las asociaciones mutuales y las empresas cooperativas son constituidas en todo el territorio de un país, generan y pueden transmitir una conducta transparente en sus comunidades que inspira respeto y confianza; promueven las condiciones necesarias para la concreción de proyectos y brindan oportunidades a quienes pudiendo ser emprendedores no tienen los conocimientos ni los medios económicos necesarios.

Con la enseñanza de los Valores, Principios y de las formas asociativas de la economía social, es posible formar niños y jóvenes que tengan una conducta democrática, que acepten las opiniones ajenas, que se preocupen por los demás, que piensen en la comunidad, que tengan un sentido de justicia, vocación solidaria, con tendencia al trabajo en equipo, incluyendo a todos sin discriminación alguna, que sepan que deben afirmar su actividad en la cooperación, la solidaridad, la ayuda mutua y el esfuerzo propio. Que actúen debatiendo hasta lograr al consenso. Que compartan ideales y que los reflejen y concreten en acciones.

Las personas que forman parte de organizaciones de la Economía Solidaria predican con el ejemplo, y al respaldarse en su diario accionar en Principios, Valores y en una base doctrinaria, están en condiciones de transmitir sus conductas a los niños y jóvenes. Pero a través de la incorporación de esos conocimientos a la enseñanza formal, además de ser más efectivo, se aprovecha el efecto multiplicador de la educación.

Seguramente, si comenzamos hoy, dentro de algunos años tendremos una sociedad mejor.

Cooperativas y Mutuales Escolares

Es muy importante enseñar estos Valores a través de la teoría, pero el aprendizaje es mucho más efectivo si se los practica en el carácter de miembros de Cooperativas y de Mutuales Escolares. Estas dos formas asociativas escolares son eficaces instrumentos pedagógicos.

En todos los casos, es fundamental no confundir el objetivo educativo y de formación, con la obtención de resultados económicos.

La manera más eficaz de instalar los valores de estas organizaciones en la sociedad, es comenzando con los niños en edad escolar, haciéndolos participar de estas entidades escolares.

Al experimentar la interacción entre los socios de una cooperativa escolar o entre los asociados de una mutual escolar, orientados siempre por la Asesoría Educativa, que está formada por guías docentes, los niños y jóvenes adoptan actitudes que perdurarán en el tiempo, y que ayudarán en el futuro a su mejor desempeño laboral y a su inserción dentro de la comunidad, porque van a conocer los métodos de organización que tienen las formas asociativas. De manera que puedan aprender que existen formas de trabajo diferentes a las tradicionales que ellos conocen, basadas en otros pilares que difieren notablemente de la relación de dependencia y que se apoyan en la solidaridad, la cooperación, el esfuerzo propio y la ayuda mutua.

De este modo, se construye una línea de pensamiento y de conductas en las que predomina el bien común y se previenen problemas sociales, como la delincuencia, a la que llegan a veces algunos seres humanos, por no tener firmes en sus personalidades la práctica de los Valores y ante la dificultad de no poder satisfacer las necesidades mínimas para sí mismos y para sus familias.

Capacitación de jóvenes y adultos

A los jóvenes y adultos se los puede organizar en pequeños emprendimientos de forma asociativa. Siempre es imprescindible que los capacitemos también en los Principios y Valores de los sistemas asociativos, además de capacitarlos en las habilidades laborales, pues de lo contrario, lo más probable es que sus emprendimientos no puedan prosperar.

La cultura del terror

Toda la sociedad necesita fortalecer los Valores, cualquiera sea la posición social de sus integrantes.

Se ha producido una degradación general que muy probablemente surja de la difusión de contenidos negativos por parte de los grandes medios de comunicación, que distorsionan la realidad difundiendo solamente las malas conductas de algunos ciudadanos.

Con la educación solidaria es posible formar ciudadanos con valores éticos y morales, con capacidad creativa, con sueños y aspiraciones. Y fundamentalmente dotarlos de la cultura del amor, reemplazando la cultura del terror que se nos impone a través de los medios de comunicación masiva.

La nefasta influencia que se ejerce a través de las películas, los programas de televisión y las malas noticias, e Internet, en los que se destaca la violencia, la banalidad, las malas acciones, y se muestra un mundo, que por ser tan parcial y negativamente fantasioso, se les crea a los espectadores una impresión absolutamente ajena a la realidad que vivimos.

A nadie escapa el tremendo aumento de la violencia que está contaminando a nuestras sociedades; el desinterés de los jóvenes por cuestiones tan fundamentales como es su propio porvenir; la preferencia de permanecer la mayor parte del tiempo libre frente a un televisor o a una computadora, recibiendo toda clase de mensajes que manipulan la voluntad de los inadvertidos espectadores con la finalidad de transformarlos en sujetos de consumo y anular su pensamiento.

No es casual que las nuevas generaciones hagan un culto de la fealdad y del terror, en lugar de practicar deportes, realizar actividades sociales; cultivar sus preferencias artísticas o vocacionales, o simplemente y tan importante para la salud: disfrutar del aire libre. Provocándoles además, el aislamiento del mundo real que los rodea. A lo que lamentablemente debemos agregar que por la falta de estímulos creativos, y probablemente por permanecer en ese estado mental marginal, no le encuentren sentido a la vida.

La difusión a través de los medios de comunicación masiva de un mundo cruel, injusto, violento, lleno de perversidades, con seres falsamente sofisticados que son presentados como modelos, y hacen gala de conductas absolutamente reprochables no están orientadas a mejorar las condiciones de vida de la humanidad. Creemos que todos los avances, tanto tecnológicos como científicos, debieran contribuir al logro de una mejor calidad de vida para todos.

Pero al recibir tan nefasta información o mensajes, cabe preguntarnos si nos están “anestesiando” para que veamos que nuestros males personales son de mucha menor importancia comparándolos con las atrocidades que nos muestran, y por lo tanto, en lugar de reclamar, protestar, exigir el cumplimiento de nuestros derechos, sigamos aceptando todo y dejándonos manipular, de modo que se cumplan los objetivos de transformarnos exclusivamente en consumidores y ciudadanos incapaces de discernir ante la injusticia, el avasallamiento de nuestros derechos y toda clase de atropellos.

Mientras estemos adormecidos, no haremos ninguna manifestación de reclamo.

Esa información atomizada, que además festeja conductas individuales banales; que realza los premios sin que sea necesario realizar esfuerzos para merecerlos; que promueve la apariencia en lugar de la esencia, y muestra un mundo que no es el real y que imposibilita la adopción de buenas conductas y de una filosofía de vida que nos acompañe siempre, debilita a toda la sociedad.

La cultura del amor al prójimo

Por todo eso es necesario que utilicemos los instrumentos que disponemos para cultivar la cultura del amor al prójimo; para que nuestros jóvenes aprendan a descubrir y valorar las bellezas de la vida y disfrutar los placeres naturales y respetar a sus semejantes.

Por lo tanto, tenemos que trabajar para que todos podamos ejercer nuestro derecho a tener una vida digna.

Para lograrlo debemos orientar nuestra visión hacia varios objetivos en forma simultánea.

Seguramente podremos tener buenos resultados en un tiempo relativamente breve, si llevamos a la práctica acciones como las siguientes:

• Proponer a las organizaciones solidarias que estén en actividad que organicen talleres de capacitación enseñando los Valores, Principios y las características y bondades de las organizaciones de la economía solidaria y transmitiendo sus experiencias.

• Solicitar el apoyo económico de los organismos del Estado que sean afines a estos temas para crear nuevos talleres.

• Invitar a voluntarios que suelen prestar servicios en las organizaciones con fines sociales para que colaboren en los talleres y capaciten a los asistentes.

• Promover la constitución de nuevas asociaciones productivas y de servicios.

• Mientras esas tareas se llevan a cabo, y con el objetivo de hacer una acción permanente y duradera, tenemos que proponer que se incorpore en los planes de estudios de la educación formal la enseñanza de los Valores, Principios y modelos de organización solidarios productivos y de servicios.

Debemos tener muy en cuenta que la base para asegurar el éxito de nuestra gestión está en el aprendizaje y práctica de los Principios y Valores. Porque quienes aprenden a practicar el esfuerzo propio, la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua, como ejes centrales de su desempeño laboral, estarán fortalecidos para abordar emprendimientos que les permitan vivir con dignidad y actuar del mismo modo en la vida en sociedad.

Por supuesto que además de la educación solidaria en la enseñanza formal, es importante que se difunda en la sociedad a través de todos los medios de comunicación que sean posibles.

Estado actual en la Argentina

En la Argentina las cooperativas y las mutuales están habilitadas y realizan todas las actividades económicas y sociales, a excepción de la prestación del servicio de radiodifusión, que les es negado desde la década de los años ´80, cuando administraba el país un gobierno de facto. Pese al sistema democrático que rige desde hace 25 años, no ha sido posible modificar la ley en ese sentido, probablemente debido a los intereses de grandes grupos económicos que explotan los servicios de radiodifusión y no quieren tener este tipo de competidores.

Quienes sostuvimos siempre la necesidad de utilizar las organizaciones de la economía solidaria como instrumentos transformadores, conocemos las experiencias de los cambios logrados en las poblaciones de pequeñas localidades de la Argentina, que pudieron contar con servicios públicos y desarrollar otras actividades gracias a la existencia de cooperativas, y acceder a atención médica y otros servicios, a través de las mutuales.

Continuando con la educación, no obstante la falta de aceptación por parte de los funcionarios públicos, algunas cooperativas enviaban capacitadotes a las escuelas para enseñarles a los docentes y a los alumnos el funcionamiento de las organizaciones de la economía solidaria. Siempre fueron hechos aislados que se realizaban en algunas ciudades con pocos resultados.

También se han dictado varias normas legales que disponen la enseñanza del cooperativismo y del mutualismo. Sin embargo, nunca hasta la fecha, se ha dado cumplimiento a esas disposiciones. Es por eso que actualmente se está trabajando para implementar lo dispuesto en la ley nueva porque tenemos el propósito de aprovechar esta oportunidad para que se concrete.

La nueva Ley de Educación Nacional N° 26.206, sancionada en diciembre de 2006, contiene en su artículo 90 el siguiente texto:

“Art. 90 – EL MINISTERIO DE EDUCACION, CIENCIA Y TECNOLOGIA promoverá, a través del CONSEJO FEDERAL DE EDUCACION, la incorporación de los principios y valores del cooperativismo y del mutualismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la capacitación docente correspondiente, en concordancia con los principios y valores establecidos en la Ley Nº 16.583 y sus reglamentaciones. Asimismo se promoverá el cooperativismo y mutualismo escolar.”

Fueron innumerables las gestiones -previas a la sanción de la Ley 26.206- que se realizaron ante nuestros representantes en el Congreso de la Nación y ante otros funcionarios del Estado, hasta que fue posible incluirlos en la citada ley, pero en todos los casos se desestimaban los pedidos, tal vez porque prevalecía en los funcionarios el desconocimiento de las bondades e importancia de los sistemas asociativos de la economía solidaria, ya que nunca se había enseñado en las escuelas, o muy probablemente por querer proteger a empresas lucrativas que no les interesa que existan estas asociaciones por temor a la competencia.

Simultáneamente, se gestionaba y en muchos casos se logró, que el cooperativismo y el mutualismo fueran incluidos en los planes de estudio en lo que se denomina en mi país el P.E.I. que significa “Proyecto Educativo Institucional”. El P.E.I. es una pequeña parte de los programas oficiales de estudios que está libre de contenidos para que los directivos de las escuelas les incorporen aquellos conceptos que deseen impartir a los alumnos de acuerdo a las necesidades locales.

Debemos considerar que la Argentina es un país que cuenta con cuatro climas y diversos tipos de suelos, lo que da lugar a que existan diferentes economías regionales con condiciones de vida distintas en cada región. De modo tal que aspectos particulares de algunas de ellas no son comunes a las restantes. Por lo que se hace necesario tratar esas particularidades en las escuelas.

Actualmente se están elaborando los contenidos curriculares referidos a la enseñanza de los Valores y Principios del cooperativismo y del mutualismo y discutiendo cuál metodología será más efectiva: que se incorporen en forma transversal en todas las materias, que se cree una materia específica o se agregue a una materia afin ya existente.

Para lograr tal cometido, y como se estaba trabajando en el mismo tema simultáneamente en diversas regiones, se decidió constituir una asociación de educadores para elaborar una propuesta de los contenidos curriculares que deben estar incorporados a los planes de estudio.

Esa asociación civil tiene como objetivos principales: la unificación de los criterios que se utilizarán para elaborar los contenidos por los diferentes grupos de personas que trabajan en el tema; la recopilación de todas las propuestas para unificarlas y proponer una sola forma al Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación; además de que sea considerada asesora permanente del mencionado Ministerio.

Comentario final

Espero que el presente trabajo sea una contribución para incorporar al debate estos temas con la convicción de que la práctica de los Valores y Principios y el conocimiento de las modalidades de asociación de las organizaciones de la economía solidaria son instrumentos eficaces para el desarrollo económico y social armónico y en paz de una sociedad.

En la Argentina tenemos cooperativas y mutuales en todo el territorio, que son impulsoras del desarrollo local en muchas ciudades gracias al trabajo de los hombres y mujeres que las integran, y que dan ejemplo de que es posible construir una sociedad mejor a través de la solidaridad, la cooperación, la ayuda mutua, el esfuerzo propio, y la práctica de los Valores de democracia, responsabilidad, igualdad, equidad, solidaridad, honestidad, transparencia, responsabilidad social y preocupación por los demás.

No obstante, consideramos que es muy necesario que se amplíe su difusión y se proyecte al futuro de las nuevas generaciones, por esta razón estamos trabajando en implementarla en los planes de enseñanza de la educación formal, por entender que es la forma más efectiva y perdurable.

Tenemos la convicción de que todo lo que se haga en este sentido en el ámbito educativo, se expande al resto de la sociedad honrando así a la condición humana.

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