El incremento exponencial del empleo de pantallas, fundamentalmente de celulares, y tablets, no es gratis para la visión, especialmente en los niños, donde se ha observado un incremento significativo de la miopía. Si bien la enseñanza en el preescolar y en el primario es presencial, reviste singular importancia, especialmente en el inicio de las clases, que los padres lleven a sus hijos a realizar una consulta oftalmológica, porque gran parte del éxito del aprendizaje está en la correcta visión. La miopía es una afección frecuente de la visión en la que los objetos cercanos se ven claros y los objetos lejanos se ven borrosos. Se produce cuando la forma del ojo, o la forma de determinadas partes del ojo, hace que los rayos de luz se desvíen de forma incorrecta. No obstante, la miopía tiene un fuerte factor hereditario, es decir que si los padres tiene miopía, es más probable que los hijos la padezcan.
Existen otras causas externas entre las que se encuentra el uso excesivo de la pantallas. Según prevén los científicos, en los próximos 25 años la miopía en los niños duplicará su prevalencia, pasando del 10% al 20%. El problema surge porque cuando los niños miran el celular o la tablets, enfocan a muy corta distancia, y, si lo hacen muchas horas al día, al cabo de meses y años, el globo ocular tiende a elongarse hacia atrás, originando la miopía. Es decir que el problema no es la pantalla en sí, sino la distancia con que la miran, y la alta frecuencia de uso. A esto se agrega el hecho de que las pantallas habitualmente se emplean en espacios interiores con poca luz y eso significa tiempo que los niños no están en el exterior, hecho esencial para el crecimiento del ojo y evitar la miopía.
Otro factor es que ocurre con frecuencia. Es que tanto en la escuela como en las tareas posteriores en el hogar, también se emplean pantallas. Si no se realiza el control oftalmológico periódico del niño, la primera manifestación suele ser un llamado de atención de lo hace la maestra en el colegio, que le avisa a los padres que el niño o la niña no ve bien el pizarrón. ¿Y cómo se evidencia esto? Puede ser porque el alumno lo manifiesta, o en los más chicos de edad, por dificultades en el rendimiento escolar. Por esa razón, antes del ingreso a la escuela primaria -es decir entre los 5 y 6 años- las escuelas solicitan a los padres que presenten un certificado de agudeza visual que debería repetirse año a año. Para reducir la incidencia de miopía en los niños, podemos trabajar sobre las causas externas modificables. Fundamentalmente, debemos trabajar sobre la reducción del tiempo que los niños pasan frente a las pantallas y el incremento del periodo que pasan al aire libre.
El Dr. Leonardo Fernández Irygaray, destacadísimo oftalmólogo y compañero de la sociedad argentina de Periodismo Médico, recomienda a los papás las siguientes normas de cuidaos: A) Respecto a las pantallas: 1) Cuando los niños las usan, deben hacerlo por periodos no mayores de 20 minutos, haciendo unos breves minutos de interrupción antes de reanudar la actividad. 2) Asegurarse que la distancia entre los ojos y la pantalla, no sea inferior a 30 cm. 3) Activar en la pantalla, el modo obscuro, a fin de que el texto se lea sobre un fondo negro. 4) Aumentar el tamaño de las letras del texto 5) Evitar que los niños usen las utilicen en las dos horas previas a acostarse. B) Respecto al ambiente: 1) Verificar que el nivel de luminosidad en los lugares cerrados, sea suficiente y 2) Un tema clave, no solo para la visión, sino también para la salud en general es realizar actividades al aire libre con luz natural al menos dos horas por día.
En el caso que un niño o niña presente trastorno en el rendimiento escolar debe investigarse si el origen es visual. En ese caso, existen estrategias para aplicar en las aulas que ayudan a minimizar estos problemas. Debe trabajarse en adaptar el espacio del aula y de esa forma se facilita el aprendizaje de los niños. Si no se toma conciencia del problema y no se trabaja en solucionarlo, se calcula que para el 2050 la mitad de la población mundial será miope.
Ilustración: Matías Roffe