En el momento actual, la primera barrera que se encuentra en la atención de la salud se pone de manifiesto con turnos muy prolongados, tanto para la consulta médica como para análisis de sangre y/o estudios de imágenes. Una vez obtenido el turno, aparece la segunda dificultad: en la mayor parte de los casos, el encuentro con el profesional que toca (difícilmente puede ser elegido) brinda una atención tan rápida, que impide un dialogo esclarecedor de muchas dudas que se le presentan al paciente. La revisación no existe y el enfermo, luego de una explicación breve pero ininteligible por haber sido hecha en “lenguaje médico”, se retira siempre con pedidos de estudios.
Hace poco asistí a una conferencia titulada “¿Cuándo seremos atendidos por robots?” Y me pregunto: esa atención que describí, ¿no es una atención robótica aunque tenga aspecto humano? Así se escapan diagnósticos y se cometen errores, a veces graves, como atribuir los síntomas de un niño a un estado nervioso, cuando en realidad padecía una leucemia.
La tercera dificultad ocurre porque los médicos se limitan a su especialidad, que a su vez se divide en subespecialidades Solo a titulo de ejemplo cito el caso de la traumatología; ya no existe un especialista que atienda integralmente los problemas óseos. Ahora hay especialistas de la mano, de la columna, de la rodilla, del pie, etc. Se va a cumplir el vaticinio que, en mi curso de ingreso a la Facultad de Medicina de la UBA en 1962, nos decía el instructor: va a llegar el día en que va a haber un especialista del ojo derecho y otro del izquierdo ¿Que ha llevado a esta situación? Si bien la comunidad tiene una consideración elevada para los miembros del equipo de salud, los empleadores de los profesionales no le brindan un reconocimiento económico acorde a sus tareas. Esto ocurre tanto en el ámbito público como en el privado. La situación tiene varias implicancias. Por un lado los profesionales de la salud deben correr de un lado a otro para obtener al fin del día un salario que le permita subsistir. El médico de familia, que acompañaba al enfermo y a sus allegados en forma empática, ha desaparecido y ha sido reemplazado por empresas que contratan a los médicos en carácter de empleados con salarios miserables. Por otro lado, y a fin de que la empresa tenga mayor rentabilidad, exigen que el tiempo de atención con cada paciente no supere los 10 minutos. En este cortísimo período, resulta imposible hacer un buen interrogatorio, examinar al paciente, indicarle los estudios que necesita y prescribir la medicación que requiere la explicación del médico de cómo dosificarla. Por otro lado, el sistema no es equitativo. No todos los argentinos recibimos la misma atención. Muchos argentinos, sin ningún tipo de cobertura, quedan sin atender en el sistema público por las distancias, los gastos para llegar al lugar, los turnos espaciados o porque la especialidad que el paciente necesita no está en ese hospital.
Por su parte, las obras sociales sindicales, cuando hacen falta terapias costosas, presionan a sus médicos para que no la prescriban o buscan trabas administrativas para no entregarlo, o bien, demoran la misma con la expectativa de que el paciente empeore y ya no la necesite. En los sistemas prepagos, la cuota es cada vez más alta y los valores progresan considerablemente con la edad de las persona, pues tienen mas riesgos de enfermase. Así se producen corridas a prepagos más baratos (y con menos cobertura) o al sistema público, que se abarrota de enfermos. A este último, concurren también tours sanitarios. Así como favorecidos por el tipo de cambio hay tours turísticos de extranjeros, principalmente de países limítrofes, también existen tours sanitarios, donde una empresa trae un grupo de enfermos y los distribuye por distintos hospitales, con turnos previamente otorgados, para ser atendidos gratuitamente.
Últimamente se ha agregado otro problema. Dadas las pésimas condiciones de trabajo, muchos médicos se han radicado en el exterior, atraídos por retribuciones mucho más altas, acorde a la labor que realizan, Otros han dejado de atender en obras sociales o prepagas por la misma razón (bajísima retribución), para hacerlo en forma privada. Hay especialidades críticas, como pediatría y clínica médica, donde los profesionales solo cobran la consulta, sin ninguna práctica. Ya muchos centros han informado que carecen de estas especialidades para cubrir las necesidades de sus pacientes. Una situación más que candente.
Las soluciones están a la vista: incremento de las retribuciones, dar más tiempos y mas turnos de atención, reducir los aumentos desaforados de las prepagas, y brindar a los pacientes los estudios y medicaciones necesarias para mantener su salud. Mientras ello no ocurra, estaremos con nuestra salud en riesgo.
Ilustración: Mattías Roffe
