Por Rosa Rodríguez
Con profunda tristeza recibí la lamentable noticia del fallecimiento de mi querido amigo y compañero de trabajo Alberto Salom.
Compartimos esperanzas, sueños, proyectos y una mirada siempre positiva del trabajo del sector. Una persona maravillosa, infatigable, que siempre tenía un buen gesto, una buena palabra y una sonrisa para quien se acercara a plantearle un problema y pedirle ayuda. La tristeza es grande, no sólo por el vínculo cercano a través de un trabajo en conjunto, sino por la pérdida que representa para el mutualismo y para CONAM. Siempre fue una persona honesta, dispuesta a trabajar largas jornadas, poniendo de relieve toda su experiencia y trayectoria.
Nos dejó sin dudas un directivo reconocido por todo el sector, quien con mucha generosidad y visión de trabajo, fue un ejemplo de un accionar a través del consenso y de fidelidad con la Confederación.
Alberto fue una pieza central en la construcción mutualista en Argentina. Fue parte de una línea de dirigentes que con coraje, humildad y trabajo llevaron adelante un mutualismo fresco y renovador, centrado en los valores y principios que nos representan. En esta búsqueda, se convirtió en uno de los principales impulsores de estos cambios, siendo uno de los grandes hacedores de CONAM y llegó a ocupar la vicepresidencia realizando un valioso trabajo en equipo.
Siempre me contaba anécdotas de sus inicios como representante sindical, de su luchas por defender a los trabajadores y es así que llegó a ser Secretario General Adjunto de la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (APDFA) y uno de los fundadores de la Federación de Entidades Mutuales de Buenos Aires (FEDEMBA) en 1985. Con calma, escuchando a las bases y priorizando el diálogo, construía alianzas y liderazgo.
Como Presidente y fundador de la mutual AMEPORT, logró convertirla en una de las más pujantes en el campo mutualista, con presencia nacional y miles de asociados.
Por otra parte, en el plano internacional, fue Director Suplente por Argentina de la Organización de Entidades Mutuales de las Américas (ODEMA). En dicha entidad, acompañó el trabajo del recordado Alfredo Sigliano en la construcción de un mutualismo americano fuerte, equitativo y sostenible.
En lo personal me ha dejado una huella imborrable a través de sus enseñanzas y su estilo sencillo pero de decisiones firmes. Es nuestra misión continuar con el propósito asumido por él de defender a la economía social ante todo, de enfatizar los lazos que nos unen con el resto de las organizaciones sociales existentes y de obrar, libres de prejuicios y condicionamientos, por el bienestar de las entidades y de todos los asociados que las integran.
Lo extraño y lo extrañaré mucho, pero siempre lo recordaré sonriendo pícaramente mientras hablaba de su gran vocación mutualista. Todos los integrantes de CONAM reiteramos nuestro acompañamiento en este difícil y lamentable momento que atraviesan sus familiares y amigos.
