La Comisión Europea acaba de proponer lo que denomina como “formas de aprovechar todo su potencial para el empleo, la innovación y la inclusión social”. ¿En qué se basan esas fórmulas? Pues en una lluvia de subvenciones para los chiringuitos de la denominada “economía social” y, además, en plena rebaja de la financiación del BCE.
El BCE empieza a reducir el dopaje a la compra de deuda soberana de los países que, como España, más gastan. Los Gobiernos afectados, como el de Pedro Sánchez, trasladan la financiación de ese exceso de gasto público a los hogares y empresas por medio de un incremento del esfuerzo fiscal. Y, en medio de todo ello, Bruselas anuncia la elaboración de un plan de apoyo financiero a la “economía social” que, por lo visto, no son las empresas que más empleo crean, sino las que cumplen con los mantras ideológicos de la UE.
La Comisión Europea se ha sumergido en la elaboración de “medidas concretas para apoyar la economía social, que da prioridad a las personas, las causas sociales y ambientales por encima de las ganancias“, subraya un comunicado de la UE.
“Hay 2,8 millones de entidades de economía social en Europa, que emplean a un total de 13,6 millones de personas para hacer frente a los desafíos clave de nuestras sociedades. Abarcan una amplia gama de sectores, desde servicios sociales y de atención hasta vivienda, o energía asequible; e incluyen cooperativas, mutuas, asociaciones sin fines de lucro, fundaciones y empresas sociales”, señala Bruselas.
Y, aunque no sean las que más empleo crean, más riqueza generan, pero sí son las que más subvenciones reciben ya en estos momentos, van a ser las premiadas con toda una línea de apoyo político y financiero.
Fuente: Carlos Cuesta/ ibremercado.com