Del 18 al 20 de agosto se desarrolló el XX Congreso Internacional de la Sociedad Argentina de Cancerología, en el que participé como vicepresidente, y donde se comunicaron novedades que pueden parecer de ciencia ficción para la persona no advertida.
Es importante aclarar que bajo la palabra cáncer se engloban más de 200 enfermedades distintas, con orígenes, evolución, pronóstico y tratamientos diferentes. Solo tienen de común que las células, por alteración de su material genético (por causas internas o externas), adquieren una estructura y un comportamiento anómalo. El origen del término proviene del griego, de karkinos, que significa cangrejo. Esta, a su vez, proviene de karkah, cangrejo en sánscrito (siglo IV a.C.) y de su raíz, kar-, que significa duro.
Los primeros en denominar a los tumores y otras lesiones ulcerosas como “karkinos” fueron los griegos, y lo hicieron por su aspecto macroscópico, parecido a un cangrejo. Hipócrates y Galeno nombraban en sus escritos los tumores de dicha forma. Nada tienen que ver entre sí un cáncer de mama con uno de próstata o con una leucemia. Por eso, los avances que vamos a comentar son diferentes para cada variedad de tumor.
Los métodos de diagnósticos son cada vez más precisos, a través de diferentes tipos de imágenes o análisis de sangre, donde la presencia de diferentes marcadores permite orientar el diagnóstico y el tratamiento. La llamada biopsia líquida, que detecta el material genético de las células cancerosas circulando por la sangre, permite en muchos casos no solo hacer el diagnóstico, sino evaluar la respuesta de los tratamientos al persistir o desaparecer del torrente sanguíneo, luego de realizado el mismo.
En cuanto a la cirugía, son cada vez más reducidas, porque se complementan con otros tratamientos. La cirugía oncológica laparoscópica gana cada vez más terreno, simplificando los posoperatorios, y reduciendo significativamente la internación. La cirugía robótica permite una gran precisión, cuando deben operarse patologías ubicadas entre elementos vitales. Los tratamientos radiantes son cada más vez precisos, reduciendo las complicaciones. Los más novedosos son muy puntuales y destruyen la zona, como si hubiera sido operada. Por eso, estos procedimientos se denominan de radiocirugía, porque los resultados son similares a extirpar quirúrgicamente la lesión pero sin operar.
En cuanto a los tratamientos con medicamentos, estamos viviendo un momento revolucionario. Si bien, todavía se utiliza la quimioterapia, raramente se emplea sola, sino asociada a diferentes fármacos, que tienen otro mecanismo de acción. Algunos de ellos actúan inhibiendo un paso vital en el metabolismo de las células enfermas. En muchos casos, estudios previos permiten discernir si un tratamiento producirá o no respuesta terapéutica. Con esto, se evita toxicidades innecesarias, empleando el fármaco solo en los casos que va a responder. En otras situaciones, el gen alterado produce una sustancia anómala que desencadena la aparición de un cáncer. En muchos de estos casos existen terapéuticas dirigidas a inhibir la producción del citado compuesto o a evitar su acción.
Por otro lado, actualmente, se conoce que las células tumorales segregan una sustancia que paraliza las defensas del organismo. Han aparecido nuevos fármacos que desbloquean el sistema inmunológico propio, y que enfrentan a las células tumorales, destruyéndolas. Esta es la llamada “inmunoterapia”, que mucha gente confunde con vacunas.
Todos estos temas fueron tratados durante el Congreso por especialistas locales e internacionales, muchos de ellos en forma presencial, y otros en modo virtual, como fue la presencia el premio Nobel de Medicina, Dr. James Allinson.
Si bien todo lo relatado constituye una serie de avances increíbles, existe un problema esencial, también tratado en el Congreso, que es la dificultad, por el altísimo costo, de acceder a todas las nuevas tecnologías. Hay una inequidad marcada, y se buscan las alternativas para hacerlas más accesibles.
Un punto clave para combatir el cáncer es la prevención y el diagnóstico oportuno. Muchos de los diferentes tumores son prevenibles evitando la causa. Ejemplo de ellos son el cáncer de pulmón, provocado por el cigarrillo; el cáncer de cuello uterino, originado por los virus HPV, por relaciones sexuales no protegidas; y los canceres de piel provocados por el exceso de sol. Muchos tumores no prevenibles, sí son diagnosticados antes de que den síntomas, a través de chequeos en salud, y son solucionables solo con una pequeña cirugía. Ejemplo: el cáncer de mama, detectable a través de la mamografía; el de próstata, a través del tacto prostático; y el cáncer de colon, a través de la colonoscopia.
Se trata de novedades fantásticas. Solo hay que perderle el miedo a la palabra cáncer y concurrir en salud a la consulta.
Ilustración: Matías Roffe
