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Felipe Rodolfo Arella
Felipe Rodolfo Arella
Lic. en Cooperativismo y Mutualismo (UMSA). Magíster en Animación Sociocultural (Universidad de Sevilla). Ex-Presidente del CGCyM. Periodista, docente e investigador especializado en Economía Social y Solidaria, Género y Desarrollo Local.

Por Felipe Rodolfo Arella* / Ilustración: Matías Roffé

En varios números anteriores de Mundo Mutual aparecieron notas referidas a la educación mutual y cooperativa en distintos niveles de la pedagogía formal y en los avances realizados en la formación de mutuales organizadas por niños y jóvenes en sus colegios, como así también el compromiso asumido por las dirigencias de las confederaciones de apoyar la incorporación de temas mutualistas y cooperativistas en los planes de estudio de numerosas carreras universitarias.

La lectura de esos informes no puede dejarnos indiferentes y he estado reflexionando sobre los contenidos del currículo propuesto para cada etapa de estudio, lo mismo que los métodos de enseñanza y aprendizaje.

En las aulas

Para los niveles inicial y primario hasta cuarto grado, los docentes deberían trabajar con sus alumnos en dos temas fundamentales: la responsabilidad que cada uno tiene de sus actos y la premiación con equidad por sus prestaciones personales. Los chicos deben internalizar esos dos conceptos fundamentales en la actividad mutual y cooperativa.

Para quinto y sexto grado, será importante desarrollar el concepto de obligaciones y derechos de los asociados, democracia e igualdad social.

Para los alumnos de séptimo grado, nociones elementales de administración y control.

En el nivel secundario se podrán enseñar esos mismos conceptos pero con más profundidad, vinculándolos con los principios doctrinarios que sustentan ambos movimientos y la legislación específica que rige para mutuales y cooperativas. También, según las especialidades de cada establecimiento, los docentes deberán explicar a sus alumnos las características de cada tipo de actividad mutual o cooperativa: trabajo, agropecuaria, crédito o ayuda económica, turismo, asistencia médica, en virtud de cómo se las administra y controla.

Por último, los estudiantes universitarios deberían conocer el origen y caracterización de mutuales y cooperativas, su legislación específica, las resoluciones del órgano de contralor y la legislación supletoria aplicable a esas organizaciones, según la carrera que estén siguiendo.

Tal segmentación de la educación cooperativista y mutualista en los niveles de educación formal evitará la aplicación de esfuerzos adicionales a docentes y estudiantes.

Los métodos

No hay pena más grande para un estudiante que no saber para qué le servirá lo que les están enseñando los profesores y por qué esa materia fue puesta en el currículo.

Si, por ejemplo, a los alumnos con vocación artística le fastidian las matemáticas y la fisiología, o a los de contabilidad les cuesta digerir las ciencias naturales y la filosofía de la ciencia, ¿cómo aceptarán entonces de buen grado la enseñanza de mutualismo y cooperativismo de manera abstracta y con profesores no convencidos de esas prácticas económicas y sociales?

Es muy importante que se les presente a los alumnos ejemplos concretos con materiales producidos en diferentes tipos de entidades y con el aporte de algún directivo o funcionario mutualista y cooperativista que les hable acerca de lo que cada grupo pudo lograr para beneficio de sus asociados, de la comunidad y del medio ambiente.

Es fundamental que para este tipo de enseñanza específica de estos sistemas propios de la economía solidaria, los docentes hayan sido capacitados previamente como en general lo es un maestro de grado o un profesor de secundario. Hay que evitar que los docentes tengan como instrumento de enseñanza un entusiasmo primitivo y no un conocimiento sólido de ambos movimientos, sus leyes y objetivos sociales.

Currículo (del latín curriculum -“carrera”-, en plural curricula) es el plan de estudios o proyecto educativo general en donde se concretan las concepciones ideológicas, socio-antropológicas, epistemológicas, pedagógicas y psicológicas que determinan los objetivos de la educación escolar; es decir, los aspectos del desarrollo y de la incorporación de la cultura que la institución en cuestión trata de promover.

*Felipe Arella es licenciado en cooperativismo y mutualismo y magíster por la Universidad de Sevilla en Animación Sociocultural. Docente especializado e investigador.

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