por el Dr. Andrés Román
Próximos a la celebración de las tradicionales fiestas de Navidad y Año Nuevo, es oportuno para mí tomar un momento para reflexionar acerca de los aportes que el modelo de organización mutualista ofrece al desarrollo de las comunidades.
Los últimos acontecimientos con efectos globales han profundizado y puesto de manifiesto las enormes desigualdades existentes a nivel mundial, planteando situaciones críticas en el plano social, lo que nos convoca a impulsar nuestras acciones solidarias, generando una sinergia que propague la ayuda mutua y transforme objetivos comunes en realidades concretas de desarrollo compartido.
El sistema mutual, exponente destacado de la economía social y solidaria, impulsa una economía más humana bajo la premisa de que los sujetos podemos apelar a la ayuda recíproca para proveernos de medios de vida más solidarios que favorezcan la construcción de un mundo más inclusivo.
La diversidad de servicios que brindan las mutuales a millones de familias asociadas constituyen un factor de suma trascendencia para el logro de una vida digna en los habitantes de esas comunidades, donde las entidades se encuentran presentes.
En este sentido, ODEMA, desde su fundación en 2004, ha tenido como objetivo primordial integrar a la mutualidad del continente americano, creando un sólido bloque regional que proporcione visibilidad a las mutuales y promueva la incorporación de la mutualidad en diversas agendas de políticas públicas y en la comunidad internacional.
Así, ODEMA, que hoy nuclea a mutuales y entidades afines de veinte países de América, logró un fuerte posicionamiento en los principales foros internacionales de la economía solidaria y del ámbito de actuación de las asociaciones civiles, en los cuales es oficialmente reconocida como referente mundial del mutualismo: ONU/ECOSOC, OEA, OMS/OPS, OIT, AISS, CISS, CIESS.
Con la creación en 2018 de la Unión Mundial de la Mutualidad, impulsada por ODEMA y la Unión Africana de la Mutualidad, se ha dado un paso más hacia la consolidación de este sistema que ubica al ser humano como centro de su misión. No obstante, el corto tiempo transcurrido desde su creación, el camino recorrido nos ha llevado a constituir una organización que reúne tres continentes, con 41 países representados y millones de personas beneficiadas.
La envergadura del aporte que realizan nuestras instituciones a las comunidades en todo el mundo ha sido recientemente reconocida por la resolución sobre la promoción de la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 66ª reunión plenaria. Resolución que hace referencia a la discusión general celebrada en la 110ª Conferencia Internacional del Trabajo, en junio de 2022, relativa al trabajo decente y la economía social y solidaria.
Celebro este suceso histórico sin precedentes dentro de la economía social y solidaria, en donde el mutualismo recibe el reconocimiento mundial por el aporte fundamental que brinda en la configuración de un futuro sostenible, a la vez que constituye un paso importante para su crecimiento y desarrollo.
Este sistema solidario propio de lo que llamamos “otra economía”, ha demostrado a lo largo de la historia su eficacia y sostenibilidad para garantizar el desarrollo humano, contribuyendo en la construcción de una sociedad más equitativa y promoviendo la igualdad de oportunidades para todos.
Estoy convencido de que el sistema solidario que actúa como soporte de la mutualidad está capacitado para acompañar eficientemente a los estados nacionales en la tarea de instrumentar políticas públicas que garanticen el acceso a servicios sociales esenciales para todos, especialmente para los grupos más vulnerables de la sociedad.
A partir de ésta convicción, deseo convocar a los distintos actores de la economía social a extremar los esfuerzo y el compromiso, con el irrenunciable propósito de construir una sociedad más justa.
El autor es presidente de la Organización de Entidades Mutuales de las Américas (ODEMA)
