por Carlos Gaskin*
Ante un nuevo festejo del Día del mutualismo, poco hay para festejar. La grave crisis macroeconómica que atraviesa el país, con un fuerte impacto inflacionario, aunada a la incertidumbre eleccionaria, con propuestas poco alentadoras hacia el sector (ley de presupuesto que propicia una eliminación de los derechos de exención impositiva, propuestas económicas de pseudo competitividad entre personas jurídicas de distinta especie y nulas manifestaciones con respecto a la economía social), son el rasgo distintivo de las ideas de los candidatos con chances ciertas de disputar el sillón de Rivadavia.
Para quienes transitamos distintas crisis socio-económicas anteriores, sabemos que la economía social y, fundamentalmente, el mutualismo, como instrumento principal de la prestación de servicios sociales, representa uno de los pocos sectores que mitigan de manera real y efectiva las duras consecuencias que las mismas acarrean.
Hoy, más que nunca, es obligación ineludible defender los derechos que hacen a nuestra identidad, exponiendo en cada foro y ante todos los poderes los principios de solidaridad y equidad económica en las prestaciones que nos distinguen y que, por consiguiente, no representan ninguna prebenda del sector.
No va a ser tarea fácil, pero siempre se debe luchar por los idearios, máxime cuando estos hacen a nuestra propia existencia.
Enarbolemos estas banderas y, ahí sí, entre todos, podremos decir FELIZ DIA DEL MUTUALISMO.
- el autor es presidente de la Federación de Mutuales Regional La Plata
