La unión hace la fuerza, suele repetirse como un mantra en el mundillo de las cooperativas. Pero esta vez no parece una declaración de intenciones vacía. De cara a la que pinta como una de las peores cosechas de uva en Europa y EE.UU. por una sucesión de catástrofes climáticas entre nevadas, sequías e incendios, la cooperativa Fecovita observa una gran oportunidad para los vinos argentinos. Así y en un afán de contar con presencia en China y en Brasil ha tejido alianzas impensables como la concretada con las cooperativas francesas Vinadeis para bases de operaciones en Shangai y San Pablo. Y juntas están a punto de comprar una distribuidora en Estados Unidos para mejorar la presencia en ese mercado.
Ayer Fecovita, a la sazón, la mayor cooperativa de vinos de la Argentina, firmó otro acuerdo con la española Mondragón para que a partir de su cadena de supermercados Eroski, una de las principales de Europa pueda comercializar los vinos.
Eduardo Sancho, presidente de Fecovita, explica a Clarín que el motor de estas asociaciones se debe a que el 60% del vino del mundo está producido por cooperativas. Pero la crema del negocio, la comercialización, está en otras manos. “Solo 10% es vendido por las cooperativas”, asegura.
Mondragón nació en el país vasco en 1956 por iniciativa del sacerdote José María Arizmendiarrieta y se ha convertido en la mayor cooperativa industrial del planeta. Ander Etxeberría, uno de sus directivos, afirmó a este diario que es el momento de “estimular la llegada de inversiones a la Argentina”. Mondragón congrega 102 cooperativas, posee 140 plantas en el exterior, emplea a 73.000 personas, y factura 12.000 millones de euros.
Por lo pronto en Fecovita ya trabajan con Ulma Handling, que pertenece a Mondragón, en el área de logística. También con otra controlada de la cooperativa vasca, LKS, una consultora para la organización del sistema cooperativo. Todo sucede en un escenario internacional marcado por una vendimia europea que es la peor en 50 años. En cambio, la que en pocos días arranca en la región de Cuyo se estima en 22 millones de quintales de uva,tres millones más que en 2017 aunque lejos del pico de 32 millones de quintales de 2001.
Frente a una caída del consumo interno que el año pasado fue de 5,5% en la Argentina el foco de Fecovita con 5.000 productores asociados y 25.000 hectáreas de viñedos está puesto en la exportación. Sancho dice que hay muchas chances mientras se observa que países tradicionalmente cerveceros están consumiendo mucho más vino como Brasil, EE.UU, el Reino Unido y Alemania, por citar algunos casos.
Fuente: Clarin