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El programa “Argentina Recicla”, una oportunidad para mutuales y cooperativas

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Jorge Pedro Núñez
Jorge Pedro Núñez
Licenciado en Cooperativismo y Mutualismo (UNSE). Presidente del CGCyM (2018-2020). Conferencista, docente, investigador especialista en formulación de proyectos.

El nombramiento de María Inés Castillo como Directora Nacional de Economía Popular, dependiente de la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, no solamente hace honor a un sector muy sufrido, como el de los afectuosamente llamados “cartoneros” (recuperadores urbanos para una titulación más técnica), sino que enaltece la actividad en la figura de una mujer luchadora y, especialmente, profundamente conocedora de las problemáticas vinculadas a los residuos sólidos urbanos y la recuperación de los residuos reciclables, que impacta sobre varios ámbitos: la inclusión social, el sustento diario, el cuidado ambiental, la producción industrial.

Conversamos con María Inés sobre la función de la Dirección Nacional de Economía Popular, y del Programa Argentina Recicla a su cargo, y obtuvimos algunas precisiones que permiten establecer con mayor claridad qué es lo que obtienen las organizaciones sociales, cómo se relacionan con la Dirección, y cómo actúa ésta en el proceso ex ante y ex post.

¿Cómo accede a un beneficio de la Dirección una organización de base, de recuperadores urbanos?

Cualquier compañero que tenga una estructura legal, una matrícula, puede acceder a subsidios, a través de proyectos, porque es la condición que presenta el Estado para el otorgamiento de un subsidio. No se trata de que compremos herramientas con destino a un emprendimiento, y se las entreguemos sin más. Con nosotros se contactan a través de las páginas web, con los links que indicamos, y una vez que se ponen en contacto con nosotros, nuestro equipo de trabajo interviene en las distintas etapas, se abre un expediente, se suministra un archivo para que integren datos básicos, para tener un panorama inicial, si es cooperativa, cuántos trabajadores tienen, de qué municipio… Después los visitamos para conocer la experiencia, y en base a eso vemos cómo podemos colaborar. Porque no financiamos solo por financiar, sino que nos interesa validar lo que se financia, hacemos un seguimiento para comprobar que esa herramienta tenga la disposición correcta, y si hacen falta más herramientas, porque los procesos crecen y no olvidamos eso. Es una política de seguimiento y acompañamiento, no se trata de una foto, sino de todo el después de lo que se genera.

¿Hay un formulario para presentar con el proyecto, la solicitud de subsidio?

-No. Solamente establecer el vínculo, y luego analizar la viabilidad del proyecto, la experiencia, qué es lo que se quiere hacer, porque suele suceder de que se quieren hacer cosas para las que no hay espacio, por ejemplo. Se quiere una enfardadora, bien, pero, ¿está el lugar? ¿Hay electricidad trifásica? ¿Qué capacidades hay? Eso es lo que nos interesa saber. No es lo mismo que se compre un equipamiento para 5 compañeros, que para 100, 500 o 600. En mis 20 años de cartonera he visto plantas abandonadas, porque no se supieron utilizar. El Estado tiene que hacer ese proceso que ordene todas estas cosas. E incluso en aquellos casos en los que los propios compañeros juntan los recursos para comprar herramientas, considerar el aprovechamiento de esos equipos. Tener en cuenta también qué es lo que pide el cliente, las capacidades que se requieren. La cuestión es, entonces, que el dinero está aplicado en elementos útiles, sea del Estado o de los propios compañeros.

Por ejemplo, una enfardadora chica, en una cooperativa con 100 compañeros, que recolectan 300 toneladas de cartón, no les va a servir, porque la industria pide fardos de 400-500 kilogramos.

Entonces, la Dirección, más que un trabajo de escritorio, hace un trabajo de campo…

-Exactamente. Y tengamos en cuenta que no se trata de conseguir la matrícula de cooperativa, porque después hay un mundo detrás de eso, que los compañeros desconocen. No solo de llevar los libros, sino del costo que todo eso implica. No todos pueden tener contadores, abogados, sellados (para un balance), no es lo mismo la provincia que Nación, no se cruzan los datos.

En la Economía Popular hay prioridades, porque el plato de comida es lo primero, y el Estado tiene que acompañar todo esto, como vincular a los trabajadores con las municipalidades, eso es muy importante.

Los compañeros reciben de nosotros el asesoramiento necesario para que, una vez otorgado el subsidio, sepan qué tipo de factura deben recibir, cómo se rinde el proyecto, porque desconocen muchos de estos detalles, y orientarlos, para mí es fundamental. Entonces, a partir de que reciben el beneficio, se inicia una etapa de un nuevo modelo de gestión, de articulación y de inclusión social.

No utilizaste el término, pero creo que la especialidad de la Dirección, además de informar, lo que hace es recomendar, y también formar.

-Sí, y asesorar. Porque muestra a futuro un modelo de trabajo, como el caso de la enfardadora. No se trata de cumplir con parámetros prefijados, que definan si un proyecto fue bien o mal presentado, sino que se puedan ejecutar para que el empleo del equipamiento produzca bienes con valor agregado, o incluso, para que puedan hacerse cargo de la gestión de los residuos sólidos urbanos de un municipio.

Otro aspecto es el del acortamiento de los plazos, todo se necesita “para ayer”, no para hoy; lo que logramos desde la Dirección es que, desde el momento cero de un proyecto, hay un equipo administrativo, de abogados, de técnicos que asesoran en los proyectos, cómo formularlos. Los recursos tienen que llegar rápido para que sean efectivos, para que sean los disparadores de la construcción de organizaciones y derechos laborales y sociales.

A propósito de Estado, mencionaste a los municipios; recordemos que rige la Ley 25.916 de Gestión de Residuos Domiciliarios, que responsabiliza a las administraciones municipales de esa gestión. En ese sentido, ¿cómo es la interacción con los municipios?

-En la gran mayoría de los casos es el sector el que se organiza, es el que sale a plantear que están ahí, y quieren articular con el Estado Municipal. Y nosotros articulamos, también, armamos una mesa de trabajo con los compañeros, recicladores y recicladoras, y organizamos las reuniones con los municipios. Contamos quiénes somos, qué proponemos, el armado de una mesa de cogestión. Si se logra que el Estado Nacional esté presente con financiamiento, la autoridad municipal con competencia en la gestión de los RSU a través de un plan ambiental, y dentro de este espacio se integran los distintos referentes de cada cooperativa o federaciones, que saben lo que sucede en la calle, donde están trabajando, cuánto se recupera. Sabemos cómo se hace la promoción, el trabajo en las escuelas, qué mensaje se debe dar, dónde colocar las estaciones de reciclado, esas cuestiones no las tienen totalmente claras en los municipios, como sí las tienen los compañeros.

Además está el vínculo con los vecinos, que suelen entablar con los recuperadores una relación de confianza, y a los que se les trasmite seguridad y previsibilidad con el qué hacer con sus desechos reciclables; una vez hecho ese vínculo, el vecino sabe a quién entregarle el material, qué días, a qué hora…

En nuestro país la mayoría de las ciudades tienen menos de diez mil habitantes, y ahí hay menos complejidad que en las ciudades de muchos habitantes; ¿cuál es tu opinión respecto de la existencia de plantas que reciban los materiales reciclables?

-En todos los casos la experiencia se puede llevar a cabo; Trelew, por ejemplo, donde desde hace dos años funciona un nodo en donde hay tres modalidades de trabajo, que se articulan con el Municipio. Ahí tenemos una mesa de trabajo, con los compañeros de la GIIRSU que están en el basural, una cooperativa que está dentro del parque industrial que solamente trabaja con grandes generadores, y los compañeros que recolectan puerta a puerta. Esas tres experiencias trabajan dentro del nodo clasificando y vendiendo directamente a la industria. El Municipio articula con el galpón, los costos del trabajo, y nosotros, desde el Ministerio, financiamos la compra de herramientas de trabajo para que ese sistema funcione. Una vez por año nos juntamos y vemos qué se necesita, si aumentó el trabajo, si hay más trabajadores, si se recupera más. Hemos agregado a la sigla GIIRSU (gestión integral e inclusiva de residuos sólidos urbanos), la “I” de Inclusión.

Otro ejemplo: en Lomas de Zamora hay en construcción dos galpones, uno ya está prácticamente listo, y el otro está por arrancar en el Ecopunto, para otro de los nodos. Ahí hay unos 1.000 trabajadores de diferentes organizaciones, cada una con su metodología de trabajo, pero todos unificados a través de una mesa de gestión, con sus referentes, está el Estado Municipal con los responsables designados (medio ambiente, concejales, obras públicas, etc.)

Sabemos que hay municipios con basurales a cielo abierto -algunos verdaderamente importantes- en los que no hay predisposición para avanzar en mejores políticas de recuperación, ¿qué pasa en ese caso?

-Ahí nosotros le garantizamos a los compañeros que trabajan con la recuperación, las posibilidades para que ellos realicen su actividad en las mejores condiciones posibles; tengamos en cuenta que, lamentablemente, hay lugares donde se suceden generaciones que obtienen un sustento de esa actividad en el basural, y no desconocemos esa realidad.

La ley 25.916 puso un plazo de 15 años para que no hubiera más basurales a cielo abierto en nuestro país; ese plazo se cumplió en 2019, y sabemos bien que seguimos con las mismas problemáticas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

-Entiendo perfectamente el problema de los recursos en los municipios. Es una realidad, pero para encontrar soluciones hay que sentarse a discutir las formas en las que nos podamos ordenar. No hablo de obligar, porque eso no se ajusta a la realidad, pero sí a incentivar. Tengamos en cuenta que tenemos como modelo a la Ciudad de Buenos Aires, en la gestión de los residuos, pero los recursos del resto de los municipios son infinitamente menores. En primer lugar, hay que tener en cuenta el factor económico, por la logística que hay que implementar para un programa de recuperación y reciclado; otro factor, que no está resuelto, pero sí activo, es el de los recicladores organizados. Estos suponen una reducción de los costos, porque los materiales recuperados no van a disposición final. De manera que es imprescindible articular con estos actores.

El reciclado, estoy convencida, es una política pública por donde la mires. Como obligación, porque incluso el CEAMSE en algún momento va a colapsar, y están los impactos ambientales, que incluso provocan enfermedades crónicas (plomo en sangre, tuberculosis, etc.) Para eso es que hay que crear estructuras que minimicen esos impactos. Como Estado, tenemos que conocer en cada lugar: la cantidad de habitantes, que basurales y microbasurales hay, cuántos cartoneros, y en base a eso desarrollar la actividad de gestión de residuos municipal. Y en esa gestión municipal, el rol del cartonero es fundamental, porque el día que el cartonero no sale a la calle, el sistema colapsa. No se puede organizar un sistema de gestión sin tenerlo en cuenta, porque además los compañeros y las compañeras realizan una promoción ambiental, implícita en su trabajo.

En suma, el reciclado es economía circular pura, porque junto con la reintroducción de materiales en la industria, facturados como corresponde, cobrados adecuadamente, el dinero producto de esta transacción vuelve al barrio donde vive el cartonero, con sus compras a los comercios de los productos que necesita para su subsistencia.

Hay un punto en tu declaración de objetivos y prácticas de esta Dirección Nacional, que me resultó relevante: el hecho de que no analizan un proyecto en el escritorio, sino que lo observan, verifican y hacen el seguimiento en el propio territorio…

-Es que no lo concebimos de otro modo, tenemos que ver si las herramientas son suficientes, si los compañeros necesitan algo más. Contamos con regionales con grupos de trabajo, y un grupo de WhatsApp para comunicarnos, por lo que sabemos todo: cómo está la Cooperativa, con los diagnósticos ordenados… No obstante, nuestro propio equipo es el que viaja a los lugares en los que se financió un proyecto. Nuestra Dirección, en dos años de gestión, garantizó herramientas a casi 4.000 trabajadores. En todos los casos vamos al territorio, para evaluar las factibilidades y para hacer los seguimientos posteriores al financiamiento.

De acuerdo con lo que comentaste, podríamos decir que lo último que se analiza en un proyecto para “Argentina Recicla”, es el monto que se debe invertir en el mismo…

-Exactamente, evaluamos primero la validez de la demanda, qué trabajo se ha desarrollado, cómo podemos asesorarlos, si hay vínculo con el municipio, con el fin de articular un sistema. Justamente, en primer lugar hacemos una reunión de Estado a Estado, para ver qué proponen -siempre salen cosas buenas- y después hacemos una reunión de equipo. También tenemos que considerar la existencia de varias cooperativas, y analizar cómo hacer eficientes los recursos; es como el caso de Lomas de Zamora que comenté antes, donde de doce cooperativas pasaron a quince, pero no se trata de hacer quince plantas, no hay presupuesto que alcance. Por ejemplo: si en un nodo hay siete cooperativas, cada una con un representante que ocupa un espacio organizativo con las demás, se pueden plantear cosas como, “nosotros coordinamos el puerta a puerta”, “nosotros pesamos los bolsones”, “nosotros digitalizamos los kilos”, “entre todos controlamos cuánto fue la venta, las transferencias bancarias, etc.”, y “el control administrativo lo hacemos entre todos”, y se pasan los informes entre las cooperativas y los trabajadores para que comprueben cómo fue la gestión, todo funciona como un sistema ordenado.

¿Hay un resumen de la gestión de la Dirección?

-Nos debemos un informe, que haremos público, pero lo que puedo adelantar es que hemos logrado un impacto importante. También articulamos con otros ministerios, la guía[1] que elaboramos estuvo acompañada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a la que ahora va a adherir el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, para divulgarla, los municipios la utilizan para la capacitación y el armado de sus sistemas. Esta guía es el puntapié para que estos sistemas funcionen.

Mutuales y cooperativas, ¿cómo pueden intervenir en este proceso?

-Lo importante no es el tipo de institución, sino quién se beneficia con nuestra asistencia. Si hay cartoneros, conversamos. Que haya trabajadores en este campo. Todos los apoyos que recibamos, son bienvenidos, porque contribuyen al bien común.

Cómo acceder a un subsidio del Programa “Argentina Recicla”

  • Contactarse con

Teléfono: (011) 4370-8705
Correo electrónico: argentinarecicla@desarrollosocial.gob.ar

  • Las organizaciones solicitantes deben poseer matrícula.
  • Mencionar:

* cómo se conforma el emprendimiento;

* cantidad de integrantes;

* lugar en el que desarrollan sus actividades;

* para qué solicitan financiamiento;

* si articulan su trabajo con el municipio;

* datos de contacto (nombre y apellido, correo electrónico, teléfono móvil).

Más información: infoproy@cgcym.org.ar


[1] https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2021/12/guia_para_la_implementacion_giirsu_24_feb_2022.pdf

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