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CAM presentó en Tecnópolis una experiencia de incubadoras para cooperativas de cuidados

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La palabra de una cuidadora domiciliaria que hizo el curso

Desde el Pueblo Cooperativo y Mutual del INAES en Tecnópolis, la mutual AMAPEPYP, federada en FEMBA y CAM, presentó en su stand la primera incubadora de Cooperativas de Cuidados de Adulto Mayor, Infancia y Discapacidad, donde se brinda asistencia técnica integral y capacitación.

De la misma manera, como incubadora N° 43 del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, se asiste a empresas y emprendedores para acceder a los programas Pac Emprendedor, Pac Empresa, Emprender con Género, Fondo Semilla, entre otros.

La mutual realizó actividades y charlas donde se dieron a conocer los talleres de oficios con salida laboral que se desarrollan en forma continua: el Programa Nacional de Formación de Cuidadores Domiciliarios y las capacitaciones en territorios en géneros y juventud.

Las mujeres mutualistas son parte de la Multisectorial de Mujeres y Disidencias con representación en CABA y Buenos Aires, y también forman parte de la Red RIDACOS.

Para AMAPEPYP la capacitación es inclusión, y por ello que todas las acciones presentadas pusieron de relieve los valores mutualistas como la solidaridad, la equidad, el bien común y la generación de posibilidades de trabajo dignas en el marco de la economía social.

La divulgación se hizo mediante la entrega de folletos informativos, llaveros y juegos pensados para acercar a la gente al trabajo.

La experiencia en el Pueblo Cooperativo y Mutual es una gran oportunidad para que se pueda conocer la manera de trabajar en red con apoyo de la CAM, haciendo especial foco en convenios con universidades, jóvenes y mujeres.

Una conversación con Sandra Astorga, cuidadora profesional

¿Desde hace cuanto el cuidado domiciliario de los adultos mayores enfermos se ha convertido en una profesión para vos?

-Desde hace unos años. Para mí este trabajo representa un ingreso económicamente fundamental, me da mucha seguridad y además tiene la característica de que, por lo general, presenta cierta flexibilidad al no estar vinculado a horarios fijos. El del cuidado domiciliario es una tarea requerida por la mañana, la tarde y la noche. Otra característica fundamental es lo ocurrido con la pandemia: durante esta larga crisis sanitaria nuestro sector siguió trabajando mucho, incluso más que en tiempos normales. No soy una experta, pero noto además que con el envejecimiento de la población cada vez hay más adultos y sus familiares que necesitan ser asistidos y respaldados.

El de los familiares es de hecho un aspecto muy importante

– Sí, muchas veces las enfermedades terminan repercutiendo en los familiares, algo que obviamente hay que tener muy en cuenta. En la medida de lo posible nosotros tratamos de contener o de aliviar a la familia en dos frentes: el primero es el del dolor y la angustia que estas enfermedades generan, hecho que no debemos olvidar nunca; el segundo es una serie de tareas concretas, tanto dentro como fuera de la casa, que el enfermo adulto deja de hacer y que nosotros podemos intentar a resolver.

Un trabajo en el que es fundamental tener una formación profesional

– Claro, lo del estudio y la formación debe ser constante. Creo que hay que apuntar a ser cuidadores completos, sin perder nunca de vista que es necesario aprender los diferentes aspectos del trabajo. La formación es esencial. Y también la experiencia. Se trata de un trabajo realmente muy delicado, no puede hacerlo cualquiera. Siempre hay que tener en cuenta que estamos hablando de personas, a menudo postradas. Cuando llego a la casa del adulto los veo tan frágiles y vulnerables…bueno, requieren ser contenidos, atendidos, cuidados, darles la mejor calidad de vida posible. 

Hay que tener mucha responsabilidad

– Hay que estar junto a ellos, comprender cómo se sienten día a día, o incluso a lo largo de los diferentes momentos de la jornada. Hay que asistir con sensibilidad y mucho afecto. Por eso digo que para mí este trabajo no es sólo una profesión sino también una pasión. En lo personal, me ha motivado para seguir estudiando. Ahora estoy terminando la secundaria con 48 años. En cuanto a la formación recibida por AMAPEPYP, además de haber accedido con gratuidad, te da la oportunidad de tener un título oficial y completar con otros cursos después de terminar el de cuidador domiciliario. Es una buena oportunidad de trabajo, incluido en el registro nacional de cuidador domiciliario del Ministerio de Desarrollo Social.

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