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¿Qué es la sostenibilidad y cómo alcanzarla?

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Alejandro Galay
Alejandro Galay
Periodista, escritor y docente universitario.

Entrevista a Julián Costabile, Director de Sustentabilidad en SMS Latinoamérica, expresidente de la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI). Especialista en Sustentabildiad y RSC, con especial foco en negocios inclusivos, finanzas sustentables, empresas sociales, reportes de sustentabilidad, conservación y desarrollo local.

Costabile tiene más de 10 años de experiencia en auditoría, finanzas corporativas y precios de transferencia. Además, es un emprendedor que ha promovido inversiones de impacto social y ambiental positivo a través de diversas iniciativas innovadoras como Impacto+ (una consultora enfocada en el desarrollo de proyectos que tendrían un impacto social y ambiental positivo), Ambiente y Desarrollo (una ONG enfocada en mejorar las prácticas y la comunicación del Sector Forestal) y Emprenda (una institución de microfinanzas pionera en Argentina). Asimismo, es ex presidente y vicepresidente de la Red Argentina de Entidades de Microcrédito (RADIM, la red argentina de instituciones microfinancieras); ex miembro de la junta directiva y director de programas de la ONG “El Ceibal”. Asimismo, fue encargado del programa “FIS (Fondo de Inversión Social) Microcrédito”, y ex Gerente del Departamento de Precios de Transferencia de la firma PWC y Consultor Senior del departamento de Finanzas Corporativas de Coopers & Lybrand.

¿Cuándo una organización tiene una visión factible respecto de un plan de sustentabilidad?

– Uno de los desafíos que hemos visto en la gestión de sustentabilidad es que muchas veces se la trata sin un plan, como algo que podemos manejar de forma artesanal, algo que las organizaciones, por supuesto, no hacen en Finanzas, Marketing o Producción. Tener un plan en sustentabilidad -como en cualquier otra área- implica priorizar, identificar necesidades del entorno, desafíos del negocio y fortalezas de la organización. Hay que definir qué es lo importante. Luego, elegir a partir de eso los pilares de la estrategia, identificar metas, objetivos y acciones que nos llevan a conseguir resultados significativos. Es decir, lo mismo que hacemos cuando planificamos en cualquier otro ámbito. Debe ser un plan profesional, que realmente le genere valor a la organización a mediano y largo plazo.

¿Cómo asegura una empresa que sus proveedores cumplan con criterios de sostenibilidad?

– Es uno de los desafíos principales de las organizaciones hoy. Muchas empresas ya hicieron su plan, lo están implementando bien e incluso gestionando indicadores con sus reportes específicos. El problema es lo que pasa puertas afuera: ¿cómo consigo que mis proveedores estén al nivel que está mi propia organización? Para esto nuevamente no hay atajos, no se trata solamente de exigir formularios, hay que diferenciarlos ya que la heterogeneidad es enorme. Por ejemplo, una gran empresa proveedora o filiar de un grupo multinacional quizás ya tenga un estándar alto de cumplimiento y solo es pedirle datos específicos; en cambio, una pyme local de una economía regional necesitará que la ayudemos a organizarse en el tema, a cumplir mejores estándares (por ejemplo, empezar a medir su huella de carbono) y recién luego pedirle formularios y datos de cumplimiento. En cualquier caso, a mediano y largo plazo, la calidad y disponibilidad de información es clave. No alcanza con declaraciones de intenciones sino con elementos que podamos verificar o auditar de alguna manera.

¿De qué manera puede una organización -latinoamericana, supongamos- contribuir al bienestar de la comunidad?

– En nuestra región, sin dudas, las instituciones tiene mucho por hacer. En muchas comunidades es incluso un apoyo clave del estado en temas como salud y educación, y el principal difusor de tendencias o tecnologías nuevas que integren esas comunidades con el mundo. Creciendo y gestionando sus negocios con responsabilidad y atención al impacto, las empresas ya hacen mucho. Y si además prestan atención a que sus proveedores, clientes y otros stakeholders mejoren sus prácticas y accedan a nuevos mercados, las empresas latinoamericanas pueden ser motor de un crecimiento sostenible. Hay organizaciones increíbles (y muy rentables) que ya lo están haciendo en Colombia, México, Argentina, Brasil y otros mercados de la región.

¿Cómo puede una empresa educar a sus empleados sobre prácticas sustentables?

– La formación es uno de los lugares donde la empresa tiene un lugar privilegiado. Sin pensar en que pueda sustituir al sistema educativo (ese no es su rol) pero sí entendiendo que es el formador principal en las habilidades específicas del trabajo técnico. Introduciendo tecnologías de producción, consumo y distribución sustentable y capacitando fuerte a sus empleados en esto, las empresas latinoamericanas pueden ser uno de los actores más relevantes de un cambio positivo. Tanto porque sus propias operaciones mejorarán, como porque también derramaran esos conocimientos e inspiración en los “clusters” de los que forman parte. Una persona que se forma en una empresa agrícola, industrial o de tecnología y aprende modelos sostenibles y de impacto positivo para generar valor, puede llevarlo a otra empresa o a su propio emprendimiento amplificando el impacto original en su propia empresa.

¿Qué indicadores debería utilizar una organización para medir el éxito de sus iniciativas sostenibles?

– Cambian mucho según la industria. En este sentido, la iniciativa SASB (ahora parte clave del ecosistema de estándares de Reporting ASG del IFRS) nos da una serie de indicadores relevantes por industria que son un gran punto de partida. Sin dudas, para medir el éxito, debemos conocer cómo estamos en los indicadores clave en cada sector, aunque algunos importantes normalmente para cualquier entidad son la intensidad de su impacto ambiental (cuánto CO2 emiten por unidad de producción, o cuanta agua consumen sobre la misma unidad) su porcentaje de re-aprovechamiento de materiales o insumos, y la gestión del capital humano, incluyendo los temas de diversidad, creación de empleo directo e indirecto y balance de género. 

¿Cómo ve actualmente, grosso modo, el cumplimiento -o su desatención- de los ODS a nivel global o, si prefiere, latinoamericano? ¿Ha tenido efecto positivo dicho propósito? Me refiero específicamente a los puntos vinculados con medioambiente, que son la mayoría.  

– Los ODS han cumplido un rol importante, han movilizado a muchas organizaciones y enmarcado una discusión que no tenía una referencia tan clara. Sin embargo, ya entrando en el período final que nos lleva al 2030 quizás sea el momento de re-definirlos o incluso definir un nuevo esquema para el mismo propósito, asegurándonos de que forman parte de un consenso amplio, y que tenemos herramientas de medición adecuadas para monitorear progresos. Es muy importante que los líderes de la región (y del mundo) trabajen en un nuevo esquema común que no quede enredado en discusiones ideológicas. Tienen que ser acuerdos que sean fruto de un consenso, que entendamos que si cuidamos los bosques no es para frenar la producción sino para favorecerla mitigando riesgos de sequía e inundación, por ejemplo. Entonces desde visiones distintas podremos coincidir que necesitamos esos bosques, quizás no con la misma idea y motivación de fondo, pero finalmente sí con un acuerdo en hacerlo.

(Colaboración y aportes de Guillermo Saldomando)

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