Marcelo Pavka, Coordinador de la “Tecnicatura en Economía Social para el Desarrollo local” en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica n89 de Mar de Ajó, habla sobre la experiencia educativa en la zona costera de la provincia de Buenos Aires. La institución lleva el nombre de “Dr. René Favaloro”, y es uno de los pocos centros de formación terciaria mixtos con carreras docentes y técnicas en su región
¿Cómo nace el Instituto educativo de Mar de Ajó?
– Se fundó en 1989 y, a mediados de la primera década de este siglo, ya había triplicado la cantidad de alumnos. Digamos que lo hizo en función de los distintos programas de inclusión, como el Plan FinEs, y con una actitud institucional de abrirlo a la comunidad.
¿Cómo son esas carreras?
– Hay cursos, por ejemplo, de ciento cincuenta alumnos, que, por supuesto, luego van decantando, quiero decir, no hay curso de ingreso, no es restrictivo. Hoy por hoy, hay una oferta muy variada de carreras docentes, por ejemplo Profesorado de Educación Especial, de Educación Inicial, de Educación Primaria, de Educación Especial con orientación en sordos e hipoacúsicos. Y después una amplia gama de tecnicaturas: en Servicios Gastronómicos, en Industria Textil e Indumentaria, Acompañante Terapéutico, Administración Pública, y en enfermería, paisajismo, industrias agroalimentarias, redes informáticas, análisis de sistemas, y la Tecnicatura Superior en Seguridad e Higiene del Trabajo. Además, claro, tenemos la tecnicatura de Economía Social para el Desarrollo Local.
Vamos a ese tópico
– Esto es importante, porque desde hace años, cuando la directora era Viviana Oliva, y con la continuidad actual a cargo de la licenciada Analía Deange, en el proyecto institucional de 1989, todas las carreras técnicas y docentes están cruzadas por dos ejes transversales: uno es la Economía Social, y otro la Educación Popular, inspirada en la filosofía de Paulo Freire.
¿Qué aportan esos dos ejes?
Le dan una impronta distinta a este Instituto, no la única, pero es algo que lo caracteriza en la región, que es tratar de que nuestro egresado tenga una inserción laboral, para lo cual hay una cantidad importante de actividades que son extra. Por ejemplo, contamos en el Municipio vecino de General Lavalle con un predio importante, que está dado en comodato por la cooperativa Clyfema, que presta servicios de electricidad en Mar de Ajó, el cual se denomina “Territorio Agroecológico”, donde tienen un lugar para poder hacer prácticas.
¿Qué particularidades tiene esto en un lugar como Mar de Ajó?
– Esto no es un dato menor, porque nosotros vivimos en un municipio turístico, donde básicamente nuestra industria es de servicios, en esencia, el comercio. Y en invierno, la construcción. Entonces, en algún punto de la historia el Instituto se había convertido en una fábrica de técnicos. El técnico se recibía, se llevaba su diploma y quedaba librado al mercado laboral local. Toda esta tarea de extensión, de apertura, inserción en la comunidad, de fomento de armado de cooperativas, de trabajo, está interrelacionado con el gobierno local y a partir del desarrollo propio. También tenemos en Mar de Ajó una radio recuperada, a través de una cooperativa. En ese sentido, el Instituto cuenta en estos momentos con un espacio en esa radio, donde de alguna manera se refuerza el sistema educativo a partir de ejes muy puntuales en cada programa, más en esta situación complicada que es la pandemia y la educación virtual.
¿Cómo se han acomodado a las circunstancias?
– Se adoptó en algunas tecnicaturas la modalidad semipresencial, en virtud de lo atípico que es el Partido de la Costa, que es muy extenso. Hay dificultades de comunicación, entonces también se adoptó, y esto requiere mucha gestión, el sistema virtual. Y una de las actividades que tiene que ver con esto es una figura que, si bien es universitaria (por una decisión institucional) es la de la Cátedra Abierta. Entonces, periódicamente, y a través de focos troncales que tienen que ver con la carrera de Economía Social, convocamos a profesionales del sector empresarial pyme, sectores del cooperativismo nacional y economistas, para brindar no solo una charla interactiva con los alumnos de la carrera, sino que esto se amplíe a todos los alumnos y docentes del Instituto, convocando a todos los sectores de la comunidad.
¿Qué resultados obtuvieron?
– Y realmente comprobamos que es una herramienta importante, dado que muchas veces sucede que la comunidad no conoce lo que pasa puertas adentro de una entidad educativa, y, a su vez, esta muchas veces no conoce lo que pasa a la vuelta del edificio. Estas múltiples actividades de inserción con la comunidad bajo la figura de la Cátedra Abierta están dando excelentes resultados. Porque aparte de de poder socializar la información, de fomentar de abajo hacia arriba el proceso de desarrollo local, y de que la comunidad pueda participar en actividades académicas, el Instituto tiene un arraigo importante en la comunidad, y es, luego de la universidad privada y de las otras carreras universitarias que hay en el Partido de la Costa, una entidad de educación superior muy requerida, apreciada y, muy entre comillas, “consumida” por nuestra gente.
¿Cómo es el ingreso a la institución?
– Como dije antes, hay carreras que tienen ciento cincuenta inscriptos, no hay restricción, no hay curso de ingreso, o hay cursos de nivelación, pero no es taxativo. En otras instituciones se limitan a lo mínimo, y esto implica para el docente un esfuerzo superior. Vale decir que no es lo mismo dar clase ante treinta alumnos que ante ciento cincuenta, por el mismo sueldo y con la misma infraestructura. Yo creo que en estos años se ha logrado una transformación importante: el Instituto forma parte de la comunidad, y la comunidad forma parte del Instituto. Y hay que reivindicar esta decisión de tipo institucional: los dos ejes transversales que tienen todas las tecnicaturas y carreras docentes son la Economía Social y la Educación Popular.
Lo que le da una singularidad
– Esto marca la impronta formativa del proyecto institucional, que no solo es dar calidad académica, no solo es tratar de tener los mejores docentes, el mejor nivel de enseñanza, sino conjuntamente, y más importante aún, realizar actividades en conjunto con sectores del empresariado local, del gobierno local y del sector cooperativo para tratar de que nuestro técnico se forme con una mirada distinta. Y en lo que tiene que ver con nuestros técnicos, que tengan esta posibilidad de ir formándose en lo académico, en lo institucional, en lo comunitario, y en lo social. De manera que al momento de egresar y obtener su título, tengan un conocimiento sobre el territorio, la realidad social, etc.
¿Cómo es el tema de la deserción?
– Tratamos de evitar la deserción y de facilitar de alguna manera todas las posibilidades para que el alumno se forme en lo estrictamente académico, pero también además en aquello que tiene que ver con insertarse en la comunidad y ser un técnico que conozca, que haya caminado, visto y aprehendido qué pasa en su entorno. Esta es una colectividad que cada diez años duplica la población, por lo tanto, hay un componente externo sobre el tema del arraigo y la identidad. Y creemos que con este proyecto institucional que llevamos adelante ya hace más de quince años, el Instituto es un servicio más, y a su vez es un formador de profesionales que, cuando egresan, saben exactamente cómo operar en la zona.