Lectores y lectoras de Mundo Mutual encuentran en cada edición el Calendario Ambiental y el Calendario de Género secciones que a priori pueden parecer extemporáneas, ajenas a las temáticas en el ámbito mutualista. Sin embargo, para nosotros no se trata solamente de información, sino de un deber que nos imponemos que se traduce en una prédica de valores humanos esenciales para una vida digna y saludable.
La prescindencia del gobierno nacional en estos rubros es lo que, justamente, nos impone la misión de predicar los preceptos que en materia ambiental y de género han instalado múltiples organizaciones no gubernamentales, y también gobiernos -en nuestro caso, provinciales y municipales- que los mantienen vigentes y los practican en las comunidades a través de escuelas, colegios, clubes, asociaciones civiles, mutuales, cooperativas, fundaciones, y también de personas que sin adscripción precisa fomentan las buenas prácticas ambientales y acompañan activamente las campañas en defensa de niños, niñas y mujeres.
No ver es una de las causas del olvido. Por esa razón es que se conmemoran fechas alusivas, y se difunden materiales en todos los soportes posibles; es como una publicidad, no de cosas, sino de derechos humanos. Que cuanto más se vea más presencia y persistencia tendrá en nuestras vidas.
Alguien dijo que vivir sólo cuesta vida, que es como decir que consumimos cada día que vivimos, y por eso debemos valorarla; de allí a considerar nuestra finitud hay un paso, y eso debería conducirnos a pensar en qué hacemos nosotros para mejorar la calidad de vida de las generaciones que nos sucederán. En principio, descartaría a los candidatos políticos que no solamente ignoran los impactos ambientales sobre el único planeta que tenemos, y que en materia de género desconocen los padecimientos de las poblaciones vulnerables, sino que, peor aún, promueven políticas públicas que desconocen la protección ambiental y procuran reintroducir legislaciones retrógradas.
Estas son las razones que nos asisten para mantener estas fechas, ambientales y de género, en la memoria de nuestros lectores y nuestras lectoras. Y al mencionar el olvido, estamos señalando un gran peligro, el de perder las conquistas que se consiguieron a través de largas y duras experiencias. Porque nada asegura que se pueda restaurar lo dañado, y es mejor tomar conciencia a tiempo para evitarlo.
