Una de las acciones que deberíamos desarrollar en nosotros mismos, en nuestros hijos, nietos y amigos es la mirada penetrante.
La mirada superficial ve la semilla, es “corta”. La mirada profunda ve el árbol. Así encontramos la reconocida y sabia imagen de la potencia y el acto. Ver más allá de lo circunstancial, abre el corazón, abre la mente, ordena la crítica, acata la prospectiva, renueva la ilusión, se juega a la esperanza. No se aferra como el náufrago, a la pequeña isla de la que nunca saldrá. Se anima a incursionar aún más allá del horizonte e imagina tierra firme, continentes. Esto va de la mano del dicho “las apariencias engañan”.
- Recordar las fiestas patrias de mayo, junio o julio, es superficial si solamente comemos un alegórico locro. Conmemorar profundamente, es traer la historia para reforzar el accionar de nuestros conciudadanos de hoy y remover el patriotismo generalizadamente aletargado. Es fortalecer los vínculos argentinos para hoy y para el futuro. Para esto, debemos poblar nuevamente nuestra vida y espacios con los símbolos unitivos: historias, anécdotas, banderas, escarapelas, guitarras, héroes, personajes, canciones, versos, etc…Es muy importante y necesario, pero lo es más, rescatar los ideales, las virtudes, los ejemplos… Y más aún es ponerlos en práctica.
- Si vemos un grupo de niños “disfrazados de gauchos” o de patriotas o de “chinitas” vendedoras de tortas, es muy corto de miras identificarlos como un simpático y “amoroso actito” del colegio. Eso, es la repetición, recreación, de un hecho histórico, heroico y esforzado que fundó una nueva nación. Es la renovación de una serie de acciones fundacionales del país, imprimiéndolas en la joven inteligencia.
- Si renegamos, como padres, del hecho de tener que levantarnos un frio día 25 de mayo o 9 de julio para llevar a los niños al colegio o criticamos la decisión de hacer los actos en ese día, somos cortos de mente. Esa queja impide forjar o templar -en pequeña medida- las estructuras de personalidad y sentimientos de nuestros hijos. Es, mínimamente, repetir el esfuerzo de entrega vital que concibieron los que verdaderamente hicieron la Patria.
- Si percibimos a French y Berutti como “jóvenes inquietos” repartiendo “trapitos” iguales, el 25 de mayo, dando escarapelas, también nos quedamos cortos…eran jóvenes profundamente comprometidos con una causa emancipadora, organizadores de acciones fundacionales con Los Chisperos, por ejemplo, o con la “Legión Infernal”, con casi 600 hombres que ya habían luchado voluntariamente en contra de las invasiones inglesas.
- Si Uds. ven en el Cabildo del 25 a un grupo de ciudadanos quejumbroso, que por razones de honor o prestigio conformaron un grupo de insatisfechos, se equivocan y se quedan cortos, porque hacía años que varios de ellos moldeaban sus inquietudes; concluyendo ese 25 en exponer su temperamento y fervor para comenzar a cohesionar una nueva nación.
- Si recuerdan a uno de ellos, el 20 de junio, solamente como el creador de la Bandera, se quedan cortos… Belgrano, patriota, héroe y ejemplo, dio TODA SU CORTA VIDA a la Patria. Entre esos 40 intensos años (y nada menos), creó la bandera… fue el pionero promotor de la educación nacional; vencedor con el glorioso Ejercito del Norte, cimentando nuestra independencia; recientemente reconocido como impulsor de los valores y virtudes de la economía social; fue estratega, militar y ejemplar patriota.
- Asimismo, si vemos personas dedicadas a ayudar o colaborar con los demás en entidades de bien público, asociaciones civiles, mutuales, cooperativas, cruz roja, comedores, etc.; nos quedamos cortos si vemos solamente buenos corazones. Son miembros de organizaciones de la sociedad civil que metódicamente, perseverantemente, solidariamente e institucionalmente colaboran (muchos cotidianamente y ad honorem) con el bien común.
- No es fácil la entrega cotidiana, por eso es conveniente sumarse a otros para ser más eficaz y eficiente el esfuerzo. Aun en nuestras mismas sociedades de personas, flaquean muchos y quedan pocos “empujando el carro” … Necesitamos llenarnos de energía y aplicarla en forma unida al esfuerzo común; soñando y compartiendo objetivos posibles y necesarios.
A la individualidad dejarla de lado. Con esa sí, nos quedamos cortos. La individualidad, como lo dice la palabra “alcanza para uno”. El objeto de lucro cambiarlo por el objeto de ayuda y servicio.
- Que no nos invada la actitud vergonzante. La acción vergonzosa es la motivada por los miserables detractores de la hermosa herencia argentina recibida. La actitud positiva para hoy y para el mañana, es la restauradora de las grandes gestas fundacionales y de las ejemplares imágenes de entrega personal de nuestros próceres.
L a falta de visión profunda nos hace correr el peligro de ser mediocres -al decir de Chesterton– por el hecho de estar delante de la grandeza y no darnos cuenta.
Acostumbrémonos a pensar en grande, a mirar más allá…cuando vemos la montaña, soñemos con la dichosa visión que nos espera en la cumbre, no con el dolor del esfuerzo de la trepada.
Ilustración Matías Roffe
