Por José Rodríguez / Ilustración: Matías Roffé
Creemos que son las organizaciones no gubernamentales (ONG) como las mutuales y cooperativas quienes pueden actuar localmente de manera más eficiente en la defensa del medio ambiente y de las personas de sus respectivas comunidades.
La humanidad tiene actualmente un gran problema: decidir qué hará con el medioambiente. Todos los días aparecen noticias en los medios de comunicación dando cuenta de alguna situación en la que la naturaleza sufre deterioros como consecuencia de las actividades del hombre que también impactan sobre los mismos que las generan.
Si creemos que el problema de la contaminación es el resultado de la perversidad de algunas personas interesadas exclusivamente en lucrar con la producción de sus empresas, o de gobiernos corruptos que les permiten actuar sin restricciones ni controles, estaremos equivocando el análisis de una cuestión sumamente compleja por la gran cantidad de factores intervinientes.
La tierra se contamina y descontamina permanentemente de manera natural, aun sin la participación del hombre, porque se producen dentro y fuera de ella numerosas reacciones físicas que se vienen estudiando desde hace más de doscientos años. Esto parte de científicos interesados en conocer cuestiones sobre el aumento o disminución del peso de la tierra, la fertilidad de sus campos, la fecundidad de los animales y la reproducción de sus plantas. Y si agregamos la presencia del hombre, otros investigadores estudian tanto su evolución demográfica, desarrollo intelectual y científico, actividades económicas y relaciones culturales. Todo ello nos pone en presencia de una situación que fue advertida por Thomas Malthus en 1798 en su “Ensayo sobre el principio de la población” en el cual demostraba que la población crecía más rápidamente que la capacidad de producción de alimentos, con lo cual se corría el peligro de grandes hambrunas.
Pero, por otro lado, el desarrollo de las ciencias biológicas y agronómicas ha permitido la suficiente producción de alimentos para dar de comer a miles de millones de personas, y si algunas sufren el flagelo del hambre, es por desidia, incompetencia y amoralidad de los gobernantes que no afrontan el problema con decisión.
Es necesario señalar que actualmente los hombres no tienen necesidad solamente de comida sino que hay otros requerimientos: vestimenta, habitación, transporte, educación y recreación, entre los más básicos.
Casi sería innecesario señalar que todo ello resulta contaminante, que altera el medio ambiente y la salud de las personas que hacen uso de tales bienes y servicios. Podemos ver que la humanidad está amenazada y que es prudente que se comience a realizar acciones para evitar mayores males que la producción de dióxido de carbono (CO2) y el calentamiento global.
Son numerosas las organizaciones internacionales que están atentas a esta cuestión y que recomiendan acciones a los países para que controlen los niveles de contaminación resultantes de la actividad industrial de todo tipo. Pero son muchos los países que no acatan las prescripciones de esos organismos a pesar de ser miembros de los mismos. El pasado 23 de septiembre se realizó en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, la “Cumbre Sobre Acción Climática”. Los objetivos establecidos por el Secretario General, António Guterres, son claros: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en los próximos diez años y a cero para 2050, así como el establecimiento de planes concretos y realistas que refuercen los compromisos del Acuerdo de París de 2015.
La Cumbre realizó sobre todo un llamado a la acción colectiva global para la transformación completa de las economías siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), cuyos objetivos fueron publicados en la edición de marzo 2019 de Mundo Mutual (nota de Eduardo Fontenla). Es importante señalar que, junto a los representantes de los Estados Miembros, participaron líderes financieros, empresariales, de la sociedad civil, y locales de sectores públicos y privados.
Esta reunión tuvo lugar tras el surgimiento del movimiento juvenil liderado por la activista sueca Greta Thunberg, que organizó gigantescas manifestaciones en todo el mundo el viernes 20 de septiembre para urgir a los líderes a adoptar medidas inmediatas, y luego de la primera cumbre de jóvenes sobre el clima en la ONU realizada ese fin de semana.
Creemos que son las organizaciones no gubernamentales (ONG) como las mutuales y cooperativas quienes pueden actuar localmente de manera más eficiente en la defensa del medio ambiente y de las personas de sus respectivas comunidades. Principalmente las radicadas en ciudades y pueblos del interior, ellas están en contacto directo con los habitantes, las autoridades municipales, las escuelas y las empresas.
La población mundial ha pasado de los casi 1.000 millones de habitantes que había en 1800 a los más de 6.000 millones en el año 2000. El 30 de octubre de 2011 se alcanzaron los 7.000 millones. En noviembre del 2017 se contaron los 7.350 millones de habitantes. Algunas proyecciones estiman que la población mundial podría llegar a 11.400 millones en el año 2050 y a 15.300 millones en 2100.
Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; pero el séptimo año la dejarás descansar, sin cultivar, para que coman los pobres de tu pueblo, y de lo que ellos dejen, coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y con tu olivar.
Éxodo 23: 10-11
