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Mutualismo y Educación

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Santiago Arella
Santiago Arella
Sociólogo especializado en comunicación. Responsable de vinculación de Mundo Mutual, Economía Solidaria y de Interconexión CTL

Uno de los filósofos más importantes del siglo veinte, John Dewey, escribió una vez lo siguiente: “La educación es un proceso social. La educación es crecimiento. La educación no es una preparación para la vida, la educación es la vida misma.” Este subrayado sobre el valor sustantivo que tiene la pedagogía en la vida de todos nosotros no era algo nuevo con la venida de las carreras de ciencias de la educación hace unas pocas décadas atrás. Ya Hesíodo, en el Siglo VII AC, había dicho que “La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”.

Por estas pampas, nuestra historia tampoco se entiende sin la figura medular de Sarmiento y su célebre discusión con Alberdi en virtud de la relación entre la educación y la creación de riqueza. La Argentina moderna del aluvión inmigratorio y el Estado civil laico se hicieron, en esencia, sobre la base de la ley 1.420. No es posible explicar lo que ocurrió después –allende las interpretaciones históricas y las corrientes historiográficas en pugna- si no es a partir de la articulación entre un proyecto de nación y el rol preponderante de una transformación educativa que sirvió como piedra basal para levar las primeras anclas.

Ya más avanzado el siglo pasado, surgieron las especificidades y los saberes singulares: la didáctica, el diseño curricular, la planificación, la enseñanza, la evaluación, la especialización, donde toda la Educación se convirtió en un objeto de estudio preciado y sobremanera complejo, eminentemente ligado al campo de la ciencia y la tecnología. Varios países del mundo iniciaron su reconversión económica reformando primero la educación y luego sus esquemas productivos (Australia, Israel, etc.). A diferencia de la segunda revolución industrial, donde la máquina reemplazaba al músculo, hoy –ya en la cuarta- nos encontramos con un reto mucho mayor: ahora la máquina sustituye al cerebro. La máquina no solo piensa sino que lo hace a una velocidad record.

En síntesis: la llegada del denominado capitalismo de servicios del siglo XXI de la mano de la big data, la robótica y la inteligencia artificial hoy nos muestra la opulencia de su rostro a través de Silicon Valley y de las aplicaciones que usamos todos los días en nuestros celulares y el software de los dispositivos electrónicos. Pero vale recordar, entonces, que esa idea primigenia que hablaba de la educación como la mayor producción de riqueza (el conocimiento) que un pueblo podía construir, estaba ya en los orígenes del proyecto de nación de este país en los albores de la primera Constitución nacional.

¿Y ahora qué?

Pasaron los años, los gobiernos y nuestros estándares educativos medidos a escala internacional han caído a partir de mediados de los años setenta de manera consistente y casi ininterrumpida –más allá de algún verano fugaz- y a la par de las variables macroeconómicas. En tanto, quienes han dado grandes pasos hacia el mundo desarrollado lo han hecho a partir de cambios en los sistemas educativos promoviendo su excelencia y la capacitación permanente con la informática insertada en todas sus dimensiones. Esto comprende el ámbito sociocultural y, fundamentalmente, el usufructo de los avances de la ciencia y las nuevas tecnologías: la producción de conocimiento es, a todas luces, una producción de valor en la misma proporción en la cual quienes más formados están, tienen por consiguiente mayor capacidad para mejorar su situación material. Lo que ha cambiado, stricto sensu, es la noción de alfabetismo.

Pues bien, a todo esto, el lugar que la Economía Social y Solidaria tiene para aportar al terreno educativo no es solo de tipo formal o teórico, sino que hoy cuenta con exitosos ejemplos en distintos lugares del país, ofreciéndose como parte de una alternativa sumamente enriquecedora, capaz de hacer confluir el mundo de la academia con el de la productividad del trabajo y la experiencia cotidiana vital de los seres humanos.

En el caso específico del mutualismo, su incidencia en el ámbito educativo es asaz fructífera. Podemos identificar, al menos, cuatro modalidades de inscripción institucionalizada de la ayuda mutua a lo largo del derrotero educativo y cultural de nuestro país. Ya sea como espacio para la educación, como dispositivo pedagógico, como consumidor de saberes o como materia de estudio, el mutualismo es un actor de peso que se destaca dentro del añoso sistema educativo argentino, sobre todo a la hora de ponderar su influencia en el desarrollo integral de individuos y comunidades.

A continuación, y como botón de muestra, expondremos diversas experiencias en las que convergen la mutualidad y la educación. En este derrotero, el mutualismo posee valiosos pergaminos; conocerlos y difundirlos resulta clave para que los mismos puedan ser reproducidos por las dirigencias actuales y venideras.

Mutuales que educan

Si bien el área de estadísticas del INAES, a partir del proceso de modernización implementado desde 2015, se encuentra trabajando para lograr un conocimiento minucioso sobre el sector mutual, hoy en día no se conoce la cantidad precisa de asociaciones mutualistas que brindan servicios educativos. De todos modos, son numerosos los registros, tanto en la prensa especializada como en trabajos de orden académico que relevan la existencia de establecimientos escolares (de todos los niveles) organizados jurídicamente como mutuales. Según nuestra investigación, dos son las fuentes de origen de las escuelas mutuales: la sociedad civil organizada y los proyectos de expansión de servicios de las propias mutuales.

En el primero de los casos, el caldo de cultivo son padres disconformes con la oferta educativa disponible para sus hijos. Estos grupos de padres organizados critican tanto la liviandad con que los establecimientos tradicionales diseñan sus Proyectos Educativos Institucionales (que en la gran mayoría de los casos desconocen la importancia de los enfoques sociocomunitarios) como la metodología convencional, estigma de fuerte atraso pedagógico a lo largo y ancho del sistema educativo nacional. Lo cierto es que no son pocos los casos en que grupos de padres deciden resolver de manera autogestiva y asociativa esta problemática, buscando alternativas de calidad.

Tal es el caso de la Asociación Mutual El Principito (AMEP), constituida en octubre de 1973 por un grupo de mujeres entusiastas de la localidad de Miramar (provincia de Buenos Aires) quienes iniciaron un exitoso rumbo organizacional que hoy se refleja en una comunidad integrada por 120 trabajadores (entre docentes y personal de servicios), 950 alumnos (distribuidos en tres niveles educativos: Inicial, Primario y Secundario) y 570 asociados.

En el segundo de los casos (el de mutuales que amplían sus servicios en clave educativa), cabe destacar el de la Asociación Mutual del Club Almafuerte de Las Varillas (Córdoba) que, en el año 2017 puso en funcionamiento el Instituto Privado Almafuerte (IPA) renovando completamente el escenario pedagógico de la localidad. La primera experiencia consistió en la puesta en marcha del Jardín Maternal Tricolor, con salas de 3, 4 y 5 años. En 2019 inauguró, por primera vez, el ciclo lectivo de su escuela primaria. Es digno de mención que el IPA representa la primera institución educativa privada en el marco de la enseñanza oficial de carácter no confesional en Las Varillas, y que surge 39 años después de la creación del último jardín de infantes y 62 de la última escuela primaria en la ciudad.

Mutuales escolares

Otro de los frutos más significativos del encuentro entre ayuda mutua y educación es el de las mutuales escolares. Como dijimos en el número anterior del periódico, las mutuales escolares constituyen, en esencia, una herramienta pedagógica incentivada, diseñada e implementada por la autoridad educativa pero desarrollada, de manera autónoma, por estudiantes tanto en los niveles educativos primario como secundario. Al mismo tiempo, son empresas asociativas integradas y gestionadas por alumnos de escuelas primarias o secundarias. Es decir, son entidades conformadas por menores de edad que asisten en condición de alumnos a un establecimiento educativo. Y los mismos reproducen la estructura organizativa y las pautas formales de funcionamiento de una mutual, permitiendo la satisfacción de servicios comunes y el beneficio de los establecimientos educativos. Además, constituyen un espacio privilegiado para la transmisión de las competencias establecidas en la currícula oficial, ya que permite que los estudiantes aprendan poniendo en práctica los conocimientos establecidos.

Son varias las instituciones argentinas que promueven la formación de mutuales escolares al interior del sistema educativo, y con las cuales los dirigentes mutualistas pueden ponerse en contacto para promover y apadrinar la constitución de estas formaciones pedagógicas. Entre ellas, podemos mencionar:

  • CALCME: Célula Argentina y Latinoamericana de Cooperativismo y Mutualismo Educacional.
  • Fundación UICE: Unión Internacional de la Cooperación y el Mutualismo Escolar.
  • CGCyM Ámbito Educativo: dependiente del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo de la República Argentina.

Mutuales que apadrinan escuelas

Es difícil desconocer el compromiso del mutualismo con el desarrollo integral de las comunidades. La vida social de incontables pequeñas localidades, centros urbanos intermedios y barrios metropolitanos está ligada a las acciones institucionales de muchísimas asociaciones mutualistas. Al punto que es una verdad de Perogrullo hoy decir que si una mutual funciona bien, la comunidad (su radio de acción) tendrá más y mejor satisfechas sus necesidades. La variable Educación determina el estado de bienestar y desarrollo al interior de cualquier tipo de sociedad. Por ello, prestar especial atención a esta dimensión resulta ineludible para un tipo de organización social basada, precisamente, en incrementar el nivel de vida de sus integrantes. En tal sentido, es común encontrarse con crónicas periodísticas o gacetillas de prensa acerca de donaciones que realizan mutuales a establecimientos educativos de diversa índole. Laboratorios de química o biología, campos deportivos, ingentes dotaciones de insumos para el aula, becas de estudio y pasantías laborales son solo algunas de las acciones que caracterizan el vínculo entre las mutuales y los establecimientos educativos (sobre todos los más carenciados).

Un ejemplo notable que muestra el nivel de responsabilidad que el mutualismo es capaz de asumir en favor de la educación es el de la Federación Provincial de Mutualidades de Córdoba (FEMUCOR), entidad de segundo grado que en 1984 acordó, con la Municipalidad de la ciudad de Córdoba, participar activamente de un programa de erradicación del analfabetismo basado en la creación de numerosas escuelas públicas en poblaciones vulnerables. En ese marco, nació el padrinazgo del mutualismo cordobés sobre una de las escuelas creadas, bautizada oficialmente como “Escuela de Mutualismo Argentino”, que hoy mantiene incólume su vigor y fortaleza. El aporte de FEMUCOR al establecimiento no se limita a lo material: además de beneficiarlo con importantes recursos, promueve diversas formas de educación mutual entre alumnos, docentes y directivos, convirtiendo a la institución en uno de los faros más brillantes y emblemáticos de la cultura asociativa.

Mutuales que se capacitan

Por último, es destacable la inversión que las diversas instituciones del campo mutual argentino realizan en miras de la capacitación y la profesionalización de sus cuadros internos para el fortalecimiento del sector. Además del área específica que posee el INAES sobre capacitación mutual y cooperativo, las mismas entidades despliegan de manera incesante diversas acciones para otorgar a sus integrantes herramientas formativas de calidad, tanto en la modalidad presencial como virtual. Destacamos las siguientes:

  • CAM: La Confederación Argentina de Mutualidades posee una comisión específica de “Capacitación y Mutualismo Escolar” cuya plataforma estrella es el “Espacio de Formación Virtual” a través del cual se brindan diversos cursos gratuitos para todos los mutualistas del país. Por esa vía, durante 2017 y 2018, recibieron capacitación 6.500 personas. Se destaca, además, el “Diplomado para Directivos y Ejecutivos en Administración Financiera de Mutuales” que, en su edición de 2019, cuenta con la co-organización del INAES y la Universidad Atlántida Argentina. Durante su última asamblea general ordinaria, la CAM anunció el inicio de gestiones para la creación de una Universidad del Mutualismo, gran noticia para todo el sector solidario.
  • CONAM: La Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina se destaca por el trazado de una inteligente red de convenios con diversas instituciones de formación, con los que sus asociados pueden acceder a una rica variedad de cursos. Como novedad, sobresale el acuerdo suscripto con el Instituto Nacional de Derecho Aeronáutico y Espacial (INDAE) y la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), a partir del cual se prevé un abanico de cursos sobre gestión y cuestiones de género.
  • ODEMA: La Organización de Entidades Mutuales de las Américas, con sede en la ciudad de Buenos Aires, posee su Instituto de Capacitación Mutual Carlos Castillo, orientado a satisfacer buena parte de la demanda formativa de sus integrantes.
  • Federación de Mutuales Regional La Plata (FMRLP): Esta entidad de segundo orden coordina la Cátedra Libre de Economía Social y Mutualismo de la Universidad Nacional de La Plata, brindando un potente espacio para la capacitación y actualización de profesionales del sector.
  • CGCyM: El Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo de la República Argentina cuenta con un área de capacitación específica dotada de una interesante cantidad de propuestas, sobre todo en la modalidad a distancia.
  • Lazos Mutualistas: Perteneciente a la Cooperativa de Trabajo Phillipe Buchez, la revista es una asidua organizadora de jornadas intensivas presenciales de capacitación, caracterizadas por la calidad de su planta docente.
  • Fundación Bania: Nacida al calor de las actividades desplegadas por la Editorial Derecho Cooperativo y Mutual, es una institución de prestigio que presenta una importante variedad de opciones educativas especializadas en Economía Social y Solidaria.
  • IAIES: El Instituto Argentino de Investigaciones de Economía Social, además del diseño de trabajos científicos, es un promotor frecuente de seminarios orientados a la capacitación del sector.
  • RUESS: La Red Universitaria de Economía Social Solidaria (RUESS) es una propuesta de articulación, convergencia, visibilización y escala de las prácticas de intervención, investigación, docencia, acciones con la comunidad y vinculación territorial de las universidades relacionadas con la Economía Social y Solidaria (ESS). La misma intenta articular numerosas acciones concretas de la enseñanza en sus diversas formas (posgrados, diplomaturas, tecnicaturas, cursos de formación continua, cátedras libres, etc.), de proyectos de investigación, y de acciones de extensión y vinculación, etc. en beneficio del sector.

Evidentemente han quedado sin mencionar muchísimas organizaciones dedicadas y comprometidas a la educación mutual. Si bien es imposible mencionarlas a todas, están invitadas a acercar a la redacción de Mundo Mutual presentaciones para poder relevarlas en el futuro.

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