Por Felipe Rodolfo Arella* / Ilustración: Matías Roffé
En el pasado número de Mundo Mutual correspondiente a febrero/marzo de 2020 traté el punto 17 de la propuesta de la ONU, referido a las alianzas sectoriales. Ahora quiero avanzar en el supuesto de que esas alianzas se hayan formalizado y se mantengan, y en cómo se podría con poco esfuerzo alcanzar resultados positivos en los objetivos 4 “Educación de calidad”, 5 “Igualdad de género” y 10 “Reducir las desigualdades”.
Todos hablan de la importancia de la educación para formar personas inteligentes, buenas, decentes y trabajadoras. Cuando nos damos cuenta de que hay muchos violadores, demasiados corruptos, infinidad de personas que no cumplen las leyes y otros muchos indeseables, decimos desde una cátedra insustancial: eso pasa porque no hay educación. ¿Pero qué educación es la que falta? ¿La que se recibe en las aulas o la que deberían dar los padres, los políticos, los empresarios, los dirigentes, con su conducta ejemplificativa? Creo que ambas escasean y con frecuencia se contraponen. Pero vayamos al meollo del Objetivo 4.
Enseñar a pensar
En la Universidad de Columbia de los Estados Unidos
los alumnos de cualquiera de sus carreras humanística
y las duras como Astrofísica, Astronomía. Biología
Celular y Molecular, Ciencias de los Materiales,
Geología, todas las Ingenierías, deben cursar, al iniciar
sus estudios, un año y medio Cultura y Filosofía de
Grecia y Roma antigua para enseñarles a pensar.
Las comunidades locales tienen la oportunidad de pensar y actuar en procura de que todos los niños y jóvenes de su zona tengan acceso a la educación de calidad a través de los establecimientos de gestión pública cuanto privada. Nuestro país, que en algunas cuestiones se anticipó a otros, fue avanzado en educación cuando en 1884 se sancionó la ley 1.420, de educación común, laica, gratuita y obligatoria, gracias a la cual durante más de un siglo permitió a los niños alcanzar los primeros conocimientos sistemáticos para desenvolverse en la vida social y económica merced a la formación de miles de docentes muy capacitados y comprometidos con su profesión.
Como las sociedades cambian por la aplicación de nuevos conocimientos científicos, tecnológicos, prácticas económicas e ideologías políticas, se nos ocurre que sería conveniente que los dirigentes que se aliaron para lograr los ODS, piensen bien en qué tipo de educación deberían poner el acento según las necesidades de cada entorno, ya que en nuestro tiempo hay muchas especialidades en todas las áreas y no es el caso de alentar la formación de los jóvenes en temas que no serán requeridos por la comunidad. Hay que tener presente que si los pueblos y ciudades del interior no incorporan a los jóvenes a sus empresas, éstos buscarán aplicar sus conocimientos en otros lugares, produciéndose una indeseada migración y la región continuará sin desarrollarse.
A través de la educación común, no discriminadora, es posible en poco tiempo cambiar los hábitos y prejuicios ancestrales que son aprendidos en los hogares sobre las mujeres. Una educación formadora en igualdad de género y respeto a la diversidad, hará que los niños y jóvenes rechacen con firmeza toda propuesta discriminadora que surja en cualquiera de las organizaciones sociales. Una buena labor en el logro del Objetivo 4 “Educación de calidad” permitirá alcanzar con poco esfuerzo los Objetivos 5 “Igualdad de género” y 10 “Reducir las desigualdades”.
La utilidad de lo inútil
Manifiesto
Nuccio Ordine
“Algunos impenitentes agradecemos a Nuccio Ordine
su manifiesto Las utilidad de lo inútil, en el que repasa
las opiniones de filósofos y escritores sobre la
importancia de seguir tutelando en escuelas y
universidades ese afán de saber y de indagar sin
objetivo inmediato práctico en el que tradicionalmente
se ha basado la dignitas hominis”.
La educación, la igualdad de género y la reducción de las desigualdades se encuadran en el concepto general de los derechos humanos que no son otra cosa que el reconocimiento de que aparte de mi existe un “otro” al que se debe respetar como persona de manera práctica y no teórica, tendiéndole una mano y no haciéndole un discurso. Los males que hoy aquejan al mundo, aparte del Covid-19, son la xenofobia, el racismo, la intolerancia religiosa, la discriminación de inmigrantes, la trata de personas. Al virus se lo derrotará dentro de pocos meses mediante una vacuna, pero a los otros males sociales tan sólo se los podrá ralentizar mediante la educación de niños y jóvenes.
*Felipe Rodolfo Arella es licenciado en cooperativismo y mutualismo, docente e investigador en temáticas de la ESS.
