Evidentemente, una vez más se confirma que la buena noticia no es noticia. El tema de la demora en distribución de alimentos en Buenos Aires y Tucumán -que ya les costó el puesto a varios funcionarios- hizo explotar a varios sectores…
Estos actos no son inocuos. En Argentina, la acción reparatoria del error (para este caso, del delictivo e inhumano sistema) no es suficiente… Una de las costumbres heredadas de los anteriores cambios culturales terroríficos y que se ha implantado es el de la Filosofía de la Sospecha. Como se dice ahora: googleá a los autores de tal pensamiento. No es suficiente tratar de reparar el daño. Es necesario PROFUNDIIZAR la mala sospecha. Esto beneficia a varios …
En este caso ninguno es pobre, ni desnutrido ni carenciado, ni son niños…Son sectores.
Una de las fracciones beneficiadas son los agentes políticos, promotores del desorden, de la revolución, del caos. Pero –no estando nosotros satisfechos con esta focalización- podríamos decir más. Podríamos decir que reducirlo a esos, es mirar pandito. Echando un vistazo un poco más lejos, más profundo, los beneficiados con la duda son los odiadores, los dueños del no cambio, los heridos de la reciente derrota electoral, los dialecticos, los portadores de la desesperanza, los rosqueros. Muchos de ellos, embozados, subsisten en el complejo entramado de intrigas palaciegas para seguir una guerra de zapa; poniendo si pueden -anónimamente y arteramente- palos en la rueda; los que disimulan sus envidias y malas intenciones. Ejercitan a diario su reserva mental. Se mimetizan para ejecutar la traición cultural, cuando no van manchando a su paso, instituciones y personas.
Esos mismos que fueron desenmascarados por sus malos manejos, justamente de estos alimentos que nos convocan. Abusaron del hambre de los necesitados, hecho que motivó el cambio del sistema en forma urgente para solucionar la distribución e impedir la continuidad de los negociados. Esa gestión no es fácil en una cadena humana infestada de ideologías, prácticas mafiosas, recelos y politiquería.
Los hambrientos no interesaban ni hoy tampoco. La partidocracia, sí.
Esos fueron los primeros –que tienen cara de piedra- que explotaron en contra del cambio realizado -suponemos- con recta intención.
Porque de eso se trata, en el fondo. Esta guerra ideológica se libra -en esa parte- entre respetar y sustentar la recta intención versus la filosofía de la sospecha. Algo ganaron: sembraron la duda, motivaron la salida de funcionarios que -intempestivamente a nuestro criterio- se los acusa y denigra. O sea que ganaron algo.
Pero otros que ganaron algo son los sectores de los medios, de las redes, en los que se esconden también las malas intenciones, el odio, la revancha, la ideología…ahora la distribución de leche -en buen estado- que se está haciendo, nada dicen que es en beneficio de los niños. Acusan a los que la hacen porque portan uniformes y a los que las reciben porque son políticos favorecidos. Señalan para otro lado al distraernos y ponen los focos, en vez de en los necesitados y de los niños, en los intereses, incluyendo los suyos que son los de vender más malas noticias.
El resultado es similar. Sembrar la duda, la sospecha…son de la misma vertiente.
La blancura de la leche se ensució, por la MALA LECHE.
