Existen afecciones más frecuentes en las mujeres que en los hombres y hay diferentes razones para que se dé esta situación, tanto en la esfera biológica como en la sociocultural.
Las principales diferencias biológicas ocurren a nivel cromosómico, hormonal y genital, aunque existen otras como el tamaño del corazón y los pulmones, la distribución del flujo sanguíneo y de la grasa, y la masa muscular y ósea.
En el área sociocultural, el género y otros factores de carácter social, también influyen. Las afecciónese más frecuentes y que producen mayor número de muertes en las mujeres, son las enfermedades cardiovasculares. Los factores de riesgo que hacen más propensa a las mujeres de sufrir patologías del corazón, son los mismos que para el hombre: diabetes, tabaquismo, obesidad, y sedentarismo. Sin embargo, aparecen otros factores de riesgo que son más comunes en el sexo femenino, como la depresión y el estrés, y otros que son propios como la menopausia o complicaciones durante el embarazo.
Además de los tratamientos específicos, las mejores recomendaciones son: adquirir hábitos de vida saludables y efectuar rehabilitación cardíaca. La segunda patología, de altísima frecuencia en la mujer, y muy baja en el hombre, es el cáncer de mama. Las estadísticas muestran que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá. Es fundamental para el control de la enfermedad el diagnóstico oportuno a través de la mamografía anual a partir de los 40 años.
Los antecedentes de familiares directos (abuela, madre, hermanas), con cáncer de mama, incrementan la posibilidad del riesgo de padecerlo, por lo que requiere controles más habituales y estrictos. La otra patología oncológica frecuente en la mujer, es el cáncer de cuello uterino. En el mayor, número de casos, la enfermedad es provocada por la transmisión sexual del virus del papiloma humano (HPV), que afecta a jóvenes, y generalmente la consulta es tardía, con enfermedad avanzada, con lo cual los tratamientos son menos efectivos y sumamente costosos.
Parece una ironía que un cáncer que es prevenible y, además, que permite el diagnostico oportuno, provoque muchas muertes de mujeres jóvenes. Las formas de prevención consisten en la aplicación de la vacua para el HPV (ahora obligatoria a los 11 años) y practicar sexo protegido, que impide que el virus de transmisión sexual anide en el cuello uterino. La forma de diagnóstico precoz (mejor denominarlo oportuno) se hace a través de la realización del Papanicolaou (PAP), y la colposcopia, dos estudios muy sencillos, una vez al año, a partir de la primera relación sexual.
Otra afección que es más frecuente en la mujer en una relación 2/1 es la depresión. Los cambios hormonales que ocurren durante la adolescencia, el embarazo, y la menopausia, sumado a los problemas premenstruales, son algunas de las causas de esta predisposición. El tratamiento consistirá según la intensidad de los síntomas, con terapia psicológica especializada que decidirá, si fuera necesario, el empleo de medicación.
Otra enfermedad, en este caso exclusiva del sexo femenino, son los quistes ováricos. Se trata de pequeñas bolsas con líquido ubicadas en uno o ambos ovarios. En la mayor parte de los casos estos quistes no duelen ni causan molestias, pero algunas veces se complican y deben resolverse quirúrgicamente. Otra patología que debe incluirse en esta nomina es la infección urinaria, 50 veces más frecuente en el sexo femenino. Las características anatómicas de la mujer, con la uretra más corta, es la causa. Y la terapéutica se realiza de acuerdo a la bacteria detectada en el análisis de orina.
Finalmente, citaremos la osteoporosis (otra patología), más frecuente en la mujer que en el hombre. En esta afección, los huesos pierden calcio y se debilitan, favoreciendo la producción de fracturas recurrentes. Causas anatómicas (los huesos de la mujer son más pequeños y delgados y menos densos que en los hombres) y hormonales (la reducción de los estrógenos en la menopausia facilitan la pérdida de calcio de los huesos) justifican la mayor incidencia femenina. La administración de vitamina D, la toma moderada de sol y los ejercicios son fundamentales en la prevención y en el tratamiento de la osteoporosis.
Todas las afecciones citadas son prevenibles, por lo que resulta recomendable asistir a la consulta médica en salud para realizar los chequeos anuales.
Ilustración: Matías Roffe
