Es por todos conocido que el consumo excesivo de alcohol puede tener efectos deletéreos inmediatos y, a largo plazo, sobre la salud humana. En Argentina mueren 8000 personas al año por enfermedades vinculadas al consumo de alcohol. Además, el este puede generar lesiones no intencionales, siniestros viales, ahogamientos, quemaduras y caídas entre muchas otras. Sin embargo, en los primeros días de este año, es decir, muy recientemente, el Cirujano General de los Estados Unidos, que es el jefe del Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública y el principal portavoz de asuntos de salud pública en el gobierno federal, que además tiene como misión promover la salud y la seguridad en su país, advirtió algo sumamente importante y muy poco difundido en la población general: el consumo de alcohol constituye una de las principales causas prevenibles de cáncer.
La comunicación del responsable de la salud pública de EEUU destaca la relación entre el consumo de alcohol y el incremento del riesgo de cáncer. Según el informe, la ingesta de alcohol constituye la tercera causa prevenible de cáncer, por detrás del tabaco y la obesidad, e incrementa el riesgo de contraer al menos siete tipos de cáncer. Si bien los estudios científicos son cada vez más demostrativos, la mayor parte del público no lo relaciona de esta manera. Sin embrago, existen claras evidencias de que el consumo de alcohol está directamente relacionado con el riesgo de padecer, al menos, estos siete tipos diferentes de cáncer: cánceres de mama, colorrectal, esófago, hígado, cavidad oral, faringe y laringe, independientemente del tipo de alcohol ingerido (cerveza, vino, licores, etc.) que se consuma.
El riesgo de que una persona desarrolle cáncer debido al consumo de alcohol está determinado por una compleja interacción de factores biológicos, ambientales, sociales y económicos. Se conoce que el alcohol altera la molécula del ADN (ácido desoxirribonucleico), elemento esencial de nuestros genes, por distintos mecanismos. En el caso específico del cáncer de mama, el 16,4 % del total de casos de cáncer de mama son atribuibles al consumo de alcohol. El alcohol altera los niveles de diferentes hormonas en el organismo, entre ellas, el estrógeno, cuyo incremento está íntimamente relacionado con esta variedad. El riesgo de cáncer se incrementa a medida que aumenta el consumo de alcohol. Hoy se conoce que 5 de cada 100 mujeres y 3 de cada 100 hombres van a padecer algunas de las citadas formas enfermedad oncológicas con solo ingerir una medida (entre 1 y 30 gr) de bebidas alcohólicas, dos veces por día, pero si la ingesta llega a 90 gr. la incidencia se incrementa a 9 y 6 casos respectivamente. En el caso de determinados tipos de cáncer, como el de mama, el de boca y el de garganta, la evidencia muestra que el riesgo de desarrollar cáncer puede empezar a aumentar con una o menos bebidas alcohólicas por día. Para tener una idea de la magnitud del problema, en EEUU, que es donde primero se investigó la relación entre el alcohol y el cáncer, las estadísticas muestran que se producen anualmente unos 100.000 casos relacionados y unas 20.000 muertes.
Las sugerencias para enfrentar este nuevo aspecto de las afecciones que produce el alcohol pasan en primer lugar por actualizar las advertencias sanitarias en el etiquetado de estas bebidas (como ocurre en los paquetes de cigarrillos), incluyendo ahora el riego de cáncer. Otras sugerencias pasan por reevaluar los límites de las pautas para el consumo de alcohol con el objetivo de tener en cuenta el riesgo de cáncer; por aconsejar a las personas que sean conscientes de dicha relación al considerar si beber o no y en qué cantidad. Por otro lado, resulta fundamental que los profesionales de la salud pública y los grupos comunitarios adviertan el consumo de alcohol como un importante factor de riesgo modificable de cáncer. Este proceso educativo debe estar destinado a aumentar la conciencia general del vínculo entre ambos. Sin duda, el objetivo final debe ser la reducción del consumo de alcohol, situación que reducirá la incidencia de las variedades tumorales descriptas en este artículo.
Ilustración: Matías Roffe