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La interrelación entre nuestro código postal y la salud

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Dr. Mario F. Bruno
Dr. Mario F. Bruno
Presidente de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico; Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cancerología; Presidente del Comité de Cuidados Paliativo de AMA (Asociación Médica Argentina); Presidente del Comité AntiTabaco de AMA Vicepresidente de UATA (Unión Antitabáquica Argentina); Director de los cursos anuales de 1) Periodismo Médico 2) Cancerología, 3) Cuidados Paliativos (AMA); Miembro Emérito de ASCO (American Society Clinical Oncology); Miembro Titular de ESMO (European Society Clinical Oncology); Director Médico de Medicron S.A. (Centro Oncológico)

Por el Dr. Mario Bruno

En muchísimos casos, nuestra salud dependerá del lugar donde residimos. Esto ocurre por mayor incidencia local de enfermedades, por el menor acceso a los tratamientos o por emplear distintas concepciones de prevención. El estado sanitario de un país o una región está estrechamente relacionado a la condición en que sus habitantes se desarrollan, trabajan, se alimentan, y a las condiciones de salubridad tales como la provisión de servicios. En nuestro país, el gasto total en servicios de atención de la salud supera el 8,5% del PIB, resultando uno de los más altos de América Latina. Sin embargo, por distintas circunstancias, esta inversión no se traduce en una atención similar para toda la población. A título de ejemplo, podemos citar que la desigualdad queda expuesta cuando se observa que en la Ciudad de Buenos Aires hay 10,2 médicos por cada 1.000 habitantes, frente a 1,2 en la provincia de Misiones. Otro ejemplo: en la Ciudad de Buenos Aires, el 99,9% de la población posee acceso a la red de agua corriente, mientras que el 96,6% cuenta con desagües cloacales. En contraposición, en la provincia del Chaco los índices son del 61,6% y el 18,6% respectivamente.

Como citamos, la desigualdad está dada en parte porque el sistema de salud argentino es uno de los más fragmentados y segmentados de Latinoamérica. Está integrado por tres áreas: el sector público, el privado y el del seguro social. Uno de cada tres argentinos cuenta solo con el sector público, que está integrado por los ministerios nacionales y provinciales y la red de hospitales y centros de salud que prestan atención gratuita a toda persona que lo necesite. El sector privado incluye a más de un centenar de entidades de seguro voluntario, llamadas empresas de medicina prepaga. Finalmente, el seguro social obligatorio está ofrecido por las obras sociales, nacionales y provinciales, que es una cobertura para los empleados registrados. No obstante, coexisten unas 300 obras sociales, y cada una con sus características cubren la salud de manera diferente.

Además, resulta imprescindible conocer que, cada una de las 23 provincias, se manejan en forma autónoma en materia de salud, circunstancia que lleva a una multiplicidad de formas de encarar la salud.

Existen diferencias muy importantes en los resultados obtenidos entre las provincias más pobres y las más ricas. Pero las desigualdades también alcanzan a los diferentes barrios de la capital. Según estadísticas, en la capital argentina el 20% de sus habitantes cuenta solo con el sistema de salud público. En los barrios del sur se encuentra la mayor cantidad de personas cubiertas exclusivamente por este servicio estatal, mientras que en el norte la mayor parte tiene obra social o prepaga mediante contratación voluntaria. A su vez, los sectores de menores recursos realizan menos estudios y consultas médicas preventivas, odontológicas o de salud mental. Asimismo, son los sectores con mayor carga de morbilidad, y pese a ser quienes más los necesitan son los que utilizan menos los servicios de salud.

Respecto a la terapéutica, la dificultad de acceso a medicamentos, los tiempos de espera para acceder a una cirugía y las dificultades para acceder a algún tipo de tratamiento oncológico, son todas formas en las que se manifiesta la inequidad, lo que deriva en muertes injustas y evitables.

La desigualdad en la salud de los argentinos también se manifiesta claramente en la incidencia de enfermedades relacionadas con la pobreza, como la tuberculosis y la enfermedad de chagas-mazza. En nuestro país, se calcula que más de un millón y medio de personas (4% de la población), padecen chagas. El insecto que la transmite habita en áreas rurales de clima cálido y seco. También, anida en las casas con paredes sin revoques, techos de paja y corrales o gallineros, por lo que esta afección, se relaciona con las condiciones de mantenimiento de las viviendas. Por otro lado, y en relación a la tuberculosis se observan profundas desigualdades entre las distintas provincias. Salta, Jujuy y Formosa tienen tasas de 47,8, 47 y 39,2 % por cada 100.000 habitantes, más del doble de la media nacional. De lo expuesto, resulta que el lugar de vivienda (por eso el título que relaciona la salud con el Código Postal), determinará la mayor o menor incidencia de muchas enfermedades como la posibilidad mayor o menor de acceder a los servicios de salud adecuados.

 

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