He reflexionado profundamente sobre el trabajo compartido que realizamos en el ámbito cooperativo y sobre cómo, a lo largo de estos 25 años de experiencia, me he encontrado una y otra vez con las mismas barreras. En esta ocasión, quiero hablarles de un aspecto crucial: la metodología del Balance Social Cooperativo. Al analizar los modelos de evaluación que usamos, me surge una inquietud: ¿por qué continuamos midiendo nuestro impacto social con herramientas que no han evolucionado en décadas?
En mi reciente investigación, desarrollada entre 2019 y 2022, consulté a 60 expertos de 18 países para identificar las barreras metodológicas que enfrentamos. Observé que, aunque las cooperativas han cambiado y el contexto global también, muchas siguen utilizando el mismo modelo de balance social de siempre. Esto limita su capacidad para reflejar realmente el valor social que aportan a sus comunidades.
Redefiniendo el Balance Social: Una Metodología Flexible y Participativa
El balance social es una herramienta esencial para que las cooperativas midan y comuniquen su impacto. Sin embargo, su utilidad se ve limitada cuando carece de claridad y no conecta con los asociados. He asistido a asambleas donde los balances sociales se aprueban sin que nadie los entienda completamente. Esto es un problema serio, ya que va en contra de los principios cooperativos de transparencia y participación.
Es fundamental que la metodología del Balance Social sea flexible, adaptable y participativa, permitiendo la voz de los trabajadores y asociados en su construcción. Además, el balance debe ser comparable y riguroso, integrando no solo datos sociales, sino también aspectos ambientales y económicos en una estructura comprensible. Propongo que esta metodología no solo facilite el proceso de medición, sino que se convierta en una herramienta de retroalimentación continua para la gestión de las cooperativas.
Un Llamado a la Acción: Metodologías que Generen Cambio Real
No podemos conformarnos con hacer balances sociales solo para cumplir con un requisito formal. Necesitamos metodologías que traduzcan los datos en acciones concretas y decisiones estratégicas. Propongo que el balance social sirva como una guía activa, una herramienta para la planificación y toma de decisiones que refleje las prioridades de nuestros asociados y de la comunidad.
Debemos evitar que las cooperativas sean vistas como instituciones definidas únicamente por su nombre. Necesitamos estructuras metodológicas profesionales que nos permitan comunicar efectivamente el impacto de nuestro trabajo en la sociedad. Los invito a todos a trabajar juntos para que el balance social cooperativo sea una herramienta de cambio real y un reflejo de nuestra identidad.
Comparto mi exposición completa sobre este tema y sobre la metodología del Balance Social Cooperativo, realizada en la Convención Internacional sobre Balance Social Cooperativo y Mutual, organizada por el Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo (CGCyM), que tuvo lugar del 7 al 9 de noviembre de 2024 en Tanti, Córdoba, Argentina.