Acaba de realizarse en Uruguay el congreso de oncología organizado por ecancer, entidad europea dedicada a todos los aspectos de las patologías oncológicas en forma virtual. Allí fui invitado a disertar sobre “La evolución del tabaquismo en Uruguay y Latinoamérica”. Uruguay, se destaca, entre otras cosas, por ser el primer país en el mundo en aplicar las normativas del convenio marco, establecido por la OMS, en relación a la lucha antitabáquica.
La Organización Mundial de la Salud, puso en marcha en el año 2005 una serie de medidas, destinadas a reducir el tabaquismo, primera causa evitable de enfermedad y muerte, fundamentalmente en relación a las dos patologías más frecuentes: el cáncer, y las enfermedades cardiovasculares.
Cabe destacar que en contraposición a las medidas aplicadas en Uruguay, Argentina que firmó el convenio en el 2005, pero nunca lo ratificó, aplica, por disposiciones locales, algunas de las medidas propuestas. Los principales puntos del convenio son: Medidas relacionadas con los precios e impuestos, Empaquetado e etiquetado de los productos de tabaco, Publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, Cesación tabáquica, y Prevención del inicio de la adicción. Uruguay, que actúa sobre todos los puntos, del citado convenio, fue el primer país donde a partir del 2006, se prohibió fumar en lugares cerrados, como protección al fumador pasivo.
En setiembre de 2005 se aprobó el decreto que indicaba que a partir del 1° de marzo de 2006 los espacios cerrados de uso público serían 100 % libres de humo de tabaco. La implementación de esa medida significó un cambio social para toda la población. Pero Uruguay, no se conformó con sancionar la ley, sino que la hace cumplir. Con un cuerpo de 12 inspectores, se sanciona a locales en los que al momento de la fiscalización se encuentren personas fumando o colillas de cigarrillos; a taxistas y choferes de camiones, por fumar en los medios de transporte, y también a comercios, por tener publicidad, o vender cigarrillos de contrabando. En el 2014, se hicieron 7.473 inspecciones, y 641 (8,5 %) terminaron con sanciones. En el primer semestre del 2016, se realizaron 4.556 inspecciones con 275 sanciones (6 %).
En la aplicación de todas las medidas del convenio marco Uruguay ocupa los primeros lugares en el mundo, no sólo por eso, sino, también por los resultados obtenidos en el descenso de la prevalencia y la cantidad de fumadores a nivel de la población.
En el período 2004 a 2014, un total de 278.705 personas han dejado de fumar, pasando de un 33 % al 22.2 %. A su vez, mientras en 2006, de la población de entre 13 y 15 años un 22,8 % había fumado en la última semana, en 2014 la cifra había descendido al 8,2 %.
Cerca del 90 % de los fumadores comienza a fumar antes de los 20 años. Bajando la prevalencia en ese grupo erario se bajará el número global con el transcurso de los años.
Distintos estudios internacionales demostraron que hay un antes y un después de las medidas antitabaco.
El ingreso por infarto agudo del miocardio descendió en Uruguay un 22 %. Este país no se duerme en los laureles. Su presidente, el Dr. Tabaré Vázquez, anunció hace muy pocos días en Ginebra, la implementación de fumar a no menos de 220 metros de los establecimientos educacionales y sanitarios. Mientras tanto en la Argentina, debemos conformarnos con una reducción de la prevalencia del 33 al 27 %. Datos del año 2000, con una población de 37,06 millones, morían 40.000 personas por enfermedades relacionadas, de las cuales 6000 nunca había fumado (fumadores pasivos). Los datos del 2015 con un crecimiento de la población a 43,42 millones (14.64 % más), mostraban 45.000 muertes por tabaquismo, (11, 11 % más que en el año 2000), con 5.000 defunciones (16.67 % menos) de no fumadores. Estas cifras, aunque modestas, muestran la utilidad de las escasas medidas aplicadas. La muerte por tabaquismo, se redujo, en comparación al aumento de la población, pero donde más se notan los efectos de la prohibición de fumar es en lugares cerrados, que redujo la muerte de los fumadores pasivos en un 16.67 %.
Distintas instituciones privadas están participando activamente para que nuestros Senadores, en lugar de proteger intereses comerciales, se ocupen de la salud de sus votantes, y ratifiquen el convenio marco de la OMS, de lucha antitabáquica.