Los medios periodísticos cumplen con la función de informar. Lo opuesto no es desinformar, sino confundir. Las omisiones son menos perjudiciales que los mensajes que confunden, producidos en usinas informativas con intenciones aviesas.
Adjudicarle la responsabilidad “a la fuente” es un mero disimulo, si no se ofrece una contra argumentación, para que el destinatario decida qué es lo que se aproxima más a la verdad. En general, el lector “cree” en lo que está leyendo; las dudas sobrevendrán después, si es que tiene una capacidad crítica como para retrotraerse al texto. Tal como se presenta la información, generalmente diseñada para instalar instantáneamente, en el acto, el contenido preparado por el emisor, se consuma el objetivo: que el receptor lo incorpore a su acervo, y lo reproduzca como pensamiento propio.
Una de las técnicas muy frecuentemente utilizada es el eufemismo. La globalización, que se constituyó en un elemento transformador de enorme importancia, y que ha tenido manifestaciones tanto positivas como negativas, en cuanto a éstas, opera con alto grado de eficacia sobre las conciencias, emitiendo información que tiene apariencia de verosimilitud, pero que no resiste análisis profundos que, de ser rigurosamente aplicados, demostrarían la falsedad del aserto.
O, dicho de otro modo, revelarían la verdad. Y aquí surge un problema: ¿cuál es la verdad?, ¿quién dice la verdad? Para Aristóteles, “negar lo que es y afirmar lo que no es, es lo falso, en tanto que afirmar lo que es y negar lo que no es, es lo verdadero”.
A pesar de la importancia de la filosofía, aunque muchos ignoren lo presente que está en nuestra cotidianeidad, el problema es que, confundidos como estamos, nos cuesta aproximarnos a un concepto de verdad que se materialice en actos concretos, que representen nuestros intereses, o sea, los de la mayoría.
La reciente reunión del Grupo de los 20, realizada en Roma, y en la que estuvieron presentes los países más poderosos del planeta, se abocaron a consideraciones sobre el “cambio climático”; ¿por qué las comillas?, porque es un eufemismo. Hasta tiempo atrás, se hablaba del calentamiento global del planeta, qué es en realidad lo que está pasando. Los think tank de las grandes potencias, advertidos de que la expresión podía repercutir en la masa poblacional como cine catástrofe, cambiaron las palabras por esas dos, y no solo eso, sino que el objetivo de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas número 13, se menciona como “Acción por el clima”.
Estamos en el ámbito de las mutuales, y a ellas nos dirigimos. Tienen dos activos fundamentales: el contacto directo con la comunidad, y la confianza, ese motor que, como decía Mario Cafiero, se realimenta permanentemente, generando más y más confianza.
Qué bueno sería que las mutuales adviertan la importancia de su rol como comunicadores de verdades comprobadas, desmontando las falsedades que nos llevan a vivir ilusiones, y a obligarnos a confrontarnos con la realidad, aunque duela.
Para ello, estamos a disposición.
