El arte engloba todas las creaciones que el ser humano ha realizado con el fin de expresar una visión sensible acerca del mundo que nos rodea. Hablar del sector cultural debe contemplarse su heterogeneidad y diversidad de sus negocios y subsectores los cuales han sido impactados negativamente por las diferentes medidas o restricciones que cada país ha implementado y más aún en la etapa post pandemia.
Ahora bien, como medimos el efecto o el impacto del sector cultural en la economía para ello se debe explicar que es la Economía Naranja y su importancia.
Comenzamos indicando que según Felipe Buitrago Restrepo, economista y autor del estudio «La economía naranja. Una oportunidad infinita», la economía naranja se define de la siguiente manera:
“Es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual. El universo naranja está compuesto por: i) la Economía Cultural y las Industrias Creativas, en cuya intersección se encuentran las Industrias Culturales Convencionales; y ii) las áreas de soporte para la creatividad.”
En otras palabras, implica convertir el talento artístico en dinero a través de proyectos que conviertan las ideas en acciones productivas, fomentando la creatividad, las habilidades y el ingenio de los emprendedores. Por ello se han establecido 18 subsectores como ejemplo: publicidad, Moda, Juguetes y Juegos, Videojuegos, Software, Artesanías, Gastronomía, Turismo Cultural (turismo ecológico, el turismo religioso, el turismo basado tradiciones culturales y el turismo deportivo), entre otros.
Una vez dicho lo anterior, como entrelazamos el sector cultural con las cooperativas como medio para desarrollo y esto se basa en que las cooperativas satisfacen una necesidad humana de tipo económica, cultural o social a través de una empresa cuya propiedad es colectiva y que se gestiona en forma democrática.
Es por ello que la asociatividad como un mecanismo de cooperación entre personas, también entre empresas, en donde los participantes, manteniendo una independencia y autonomía relativa, decide voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes para la búsqueda de un objetivo o bien común, como componente de desarrollo, garantiza la efectividad de las interrelaciones que pueda establecer un individuo con las personas de su comunidad manteniendo el sentido compartido de los objetivos a alcanzar generando ambientes cooperativos y de aprendizaje
Por ello, se busca consolidar un modelo de desarrollo en el que la diversidad cultural y la creatividad sean pilares de transformación social y económica. Por lo cual, debe verse como una política clave en la reactivación del país, debido a que:
- Propicia condiciones para generar empleo digno
- Fortalece y crea mecanismos que permitan desarrollar el potencial económico de la cultura.
- Genera condiciones para la sostenibilidad de las organizaciones en concordancia con los objetivos de desarrollo sostenible.
Para poder entrelazar el sector cultura con la economía y el cooperativismo se requiere varias acciones para fomentar y crear asociatividad considerando alianzas público-privadas, educación, formación, financiamiento entre otras que garanticen no sólo la creación sino mantener la empresa cooperativa a través del tiempo por medio de una unión o ente sombrilla que cobije y desarrolle todos los aspectos de desarrollo y creación de estas.