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¿Cuál es el rol del cigarrillo electrónico?

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Dr. Mario F. Bruno
Dr. Mario F. Bruno
Presidente de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico; Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cancerología; Presidente del Comité de Cuidados Paliativo de AMA (Asociación Médica Argentina); Presidente del Comité AntiTabaco de AMA Vicepresidente de UATA (Unión Antitabáquica Argentina); Director de los cursos anuales de 1) Periodismo Médico 2) Cancerología, 3) Cuidados Paliativos (AMA); Miembro Emérito de ASCO (American Society Clinical Oncology); Miembro Titular de ESMO (European Society Clinical Oncology); Director Médico de Medicron S.A. (Centro Oncológico)

por el Dr. Mario Bruno

 

El 31 de mayo de cada año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial Sin Tabaco. La campaña anual que realiza esta entidad está destinada a concientizar sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y la exposición al humo ajeno, y para disuadir del consumo en cualquiera de sus formas.

El Día Mundial Sin Tabaco 2019 hace referencia a las múltiples maneras en que la exposición al cigarrillo afecta a la salud pulmonar. Estas son: A)

Cáncer de pulmón. Fumar es la principal causa del cáncer de pulmón, responsable de más de dos tercios de las muertes por esta enfermedad en todo el mundo. La exposición al humo de segunda mano (el que fuma la persona que está en el mismo ambiente que uno) también aumenta el riesgo cancerígeno del no fumador.

  1. B) Enfermedades respiratorias crónicas. Fumar es la causa principal de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una afección que provoca una importantísima dificultad respiratoria.
  2. C) Tuberculosis. Los componentes químicos del humo pueden poner de manifiesto infecciones latentes de TBC, con las que está infectada alrededor de una cuarta parte de la población. El humo del tabaco es la forma más peligrosa de contaminación del aire de interiores: contiene más de 6000 sustancias químicas, 69 de las cuales se sabe que causan cáncer. Aunque puede ser invisible e inodoro, puede permanecer hasta 14 días en el ambiente, poniendo a las personas expuestas al riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas y reducción de la función respiratoria.

Las campañas para evitar la iniciación a la adicción, y las actividades relacionadas con la cesación tabáquica en los fumadores son las dos armas fundamentales para reducir el consumo.

Últimamente, se ha puesto de moda en la población el uso del cigarrillo electrónico, como una herramienta prioritaria en la cesación tabáquica. Ocho años después de su expansión a nivel mundial, todavía son muchas las dudas que planean sobre esta nueva forma de fumar. Los expertos especulan que pudiera producir menor toxicidad que el cigarro convencional, pero no hay estudios que lo demuestren. No se conocen los efectos a largo plazo del uso del cigarro electrónico.  Algunos de los componentes del líquido que se utiliza para vaporar es el propilenglicol, que, a altas temperaturas, se descompone y puede producir óxido de propileno, que es carcinogenético.

También se han hallado trazas de carcinógenos propios del tabaco clásico, como las nitrosaminas, metales, compuestos fenólicos y orgánicos volátiles. Los niveles de níquel detectados son mayores que los hallados en el tabaco clásico.  Por su parte, los cigarros electrónicos que incluyen nicotina aumentan la frecuencia cardiaca y los niveles de cotinina, un derivado de la nicotina en sangre. Además, los cigarrillos electrónicos que usan nicotina son adictivos. El riesgo de engancharse depende de si se usa para sustituir el tabaco, para reducir su consumo o, simplemente, de forma recreativa por parte de personas que nunca han fumado. Además, es importante saber que los cigarrillos electrónicos pueden mantener la adicción psicológica a la nicotina, lo que tiene un componente físico, de corta duración, y uno psicológico, más duradero.

El cigarrillo electrónico dificulta romper la conducta de fumar, dada la similitud con el pitillo convencional. Por eso, se considera que, aunque pueden ayudar a reducir la abstinencia física, los cigarrillos electrónicos limitarían el abandono del tabaco. En muchos casos, los consumidores cronifican su uso o lo combinan con el cigarro tradicional, dificultando el acceso voluntario a la ayuda farmacológica convencional. También, producen una falsa sensación de seguridad, al creer que producen menor daño por consumir menos.

Por último, el efecto sobre futuros fumadores es pernicioso, dado que relajan la prevención sobre la conducta de fumar y perjudican lo conseguido hasta el presente en las campañas antitabaco. El cigarrillo electrónico podría, peligrosamente, aumentar el consumo de tabaco en jóvenes. En los últimos años, por todo lo expuesto, las autoridades sanitarias y los profesionales de la salud han comenzado a ver el uso de este sustituto como un verdadero problema de salud pública. En la Argentina. la administración nacional de alimentos, medicamentos y tecnología (ANMAT), no ha aprobado su comercialización, por lo cual, su uso está prohibido. Sin embargo, puede adquirirse fácilmente en kioscos, sin que ninguna autoridad lo limite.

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