Sin ningún tipo de dudas, vivimos tiempos de grandes cambios en el siglo XXI. Desde una nueva toma de conciencia sobre la contaminación ambiental, hasta debates sociales en torno a la inclusión de sectores postergados, las últimas décadas han tenido un ritmo más que agitado, el cual muchas veces no nos ha dado tiempo para poder ponernos al día con las últimas novedades en los distintos sectores.
En ese sentido, el sector económico no ha sido la excepción a esa norma, convirtiéndose en una de las áreas que más transformaciones ha sufrido. Ya sea que hablemos del sector financiero, como del manejo de la economía cotidiana de las personas, las nuevas tecnologías forman parte de cada paso y transacción que realicemos. Esto se debe, en gran parte, al incremento de empresas dentro del sector Fintech en Argentina.
Ahora bien, cabe preguntarse ante este panorama general, qué rol juegan estos nuevos recursos dentro del marco de la economía solidaria, conformada en su mayoría por pequeñas y medianas cooperativas. Es por ello que en el siguiente artículo haremos un repaso sobre la incidencia de las nuevas tecnologías y una mirada hacia el futuro.
Nuevas tecnologías en la economía solidaria
Hablar del peso de las innovaciones técnicas en el mundo económico y financiero implica cubrir un gran número de aristas, algo que excede a este artículo. Sin embargo, podemos hacer un breve comentario sobre el fenómeno más conocido de la actualidad: las finanzas en línea.
Los desarrollos tecnológicos han permitido que los usuarios puedan invertir y manejar su economía personal de manera mucho más sencilla. Acciones como recuperar dinero de un bróker es algo más simple de hacer que hace unos años, por lo que el atractivo de ingresar a los mercados resulta mayor. Después de todo, se perciben menos riesgos y problemas para su manejo.
Por supuesto, esto tiene su correlato en la economía social, en donde pequeñas organizaciones han podido resolver gran parte de sus problemas administrativos cotidianos con la ayuda del sector Fintech. Cabe recordar que este grupo de empresas, por lo general jóvenes, se encarga de brindar soluciones financieras a partir de la utilización de las últimas novedades en tecnología y conectividad.
De esta manera, manejar los números de un emprendimiento, cooperativa o empresa solidaria es algo que está al alcance de todos. Hoy en día, es posible descargar una aplicación y tener a mano todos los indicadores más importantes: ingresos, egresos, próximos vencimientos, pagos adeudados y demás datos de interés que hacen a la salud financiera de un emprendimiento.
Además, no debemos dejar de lado que, así como también los recursos tecnológicos se encuentran a disposición, también lo hacen las posibilidades de acceder a una mejor educación y formación financiera. Esto tiene como consecuencia inmediata la formación de jóvenes profesionales que pueden otorgar un mayor respaldo a las empresas del sector social, sin necesidad de recurrir a costosos servicios externos.
Como ejemplo de esto último, podemos hacer referencia al gran crecimiento en educación a distancia que se ha visto en estos años. Para muchos analistas y especialistas, la principal razón de ello es la llegada de la pandemia de Covid-19, aunque lo cierto es que esta tendencia se puede encontrar de forma sostenida en la última década.
De esta manera, muchos jóvenes pueden acceder a carreras profesionales financieras que permiten fortalecer y enriquecer a empresas pequeñas y medianas, así como también al rubro de cooperativas y emprendimientos sociales. La riqueza de recursos puede verse en el mercado.
Nuevos mercados fragmentados
En concordancia con todo lo dicho, internet y el auge de la conectividad han presentado un nuevo panorama a la hora de pensar cualquier tipo de negocio, ya sea para fines lucrativos o con un trasfondo social. La aparición de un mercado fragmentado, en donde los nichos de consumidores se hacen presentes, merecen nuestra atención.
Desde que prácticamente cualquier persona puede buscar lo que desea en internet, la competencia entre distintas firmas ha crecido, al mismo tiempo que se logró empezar a dejar atrás algunos problemas como la monopolización de mercados o las prácticas desleales entre marcas.
Crear un sitio web, armar una tienda nube o encargarnos de nuestras propias redes sociales y comunicación son todas tareas asequibles gracias a la innovación técnica. Por supuesto, siempre se podrá notar la diferencia entre empresas con mayor y menor presupuesto, pero el talento y la creatividad pueden marcar la diferencia.
En el campo de la economía social, esto cobra aún más importancia, ya que se busca llegar a sectores que no siempre disponen de grandes cantidades de tiempo ocioso para buscar o encontrar el servicio ofrecido. De esta manera, se deben optimizar al máximo las estrategias y los recursos para llegar a buen puerto.
Un recurso ineludible es la segmentación de audiencias. Esta nueva forma de pensar el viejo refrán que sostiene que “quien mucho abarca, poco aprieta”, es una de las grandes lecciones para los pequeños emprendimientos y cooperativas: internet no es un recurso para llegar a millones de personas solamente, sino que también debe pensarse como la mejor herramienta para llegar a nuestro público objetivo. Y he aquí en donde vuelven a aparecer los recursos Fintech a rescatarnos: con solo una breve búsqueda en la web, podremos encontrar un gran número de aplicaciones, sitios especializados y foros que nos ayudarán a crear estrategias, piezas comunicacionales y planes de mercado para llegar al mejor rendimiento posible.
Desafíos del presente y futuro
Por último, la economía social se enfrenta a grandes desafíos en el presente: una inflación global creciente, un crecimiento económico reducido y factores que afectan a la macroeconomía pueden demandar una mayor creatividad.
En ese sentido, se puede pensar que la economía social cuenta con redes de integración y comunicación que le brindan una suerte de respaldo a los vaivenes propios de todo momento de incertidumbre. Ahora bien, también pueden ser los primeros sectores en recibir los efectos del viento de cola.
Como respuesta a ello, es el momento indicado para que las economías solidarias se animen a dar el gran salto y puedan aggiornarse al siglo XXI. Para ello, es necesario dejar atrás una serie de hábitos pocos beneficiosos para las empresas, agrupaciones y emprendimientos del sector.
Para empezar, suelen ser los representantes de este sector los más reacios a incorporar herramientas técnicas a sus tareas cotidianas, ya que rompen con estructuras y costumbres previas. Encontrar un balance entre tradición e innovación es lo que permitirá que las firmas dentro de la economía social no sean dejadas de lado en esta década.
En la misma dirección, se debe fortalecer aún más la formación de sus integrantes. Como hemos comentado, acceder a formación y conocimiento financiera y tecnológico nunca ha sido tan fácil, por lo que no es una mala idea destinar recursos para que los integrantes de una cooperativa, por ejemplo, realicen sus estudios.
Después de todo, se viene años muy importantes para terminar de conocer hacia dónde irá la economía en el futuro. Contar con los mejores conocimientos y herramientas no es solo una opción, sino una obligación para los tiempos que corren.
