Por Domingo Godoy*
Me dirijo a ustedes con el respeto que se merecen como hacedores y ejecutores cotidianos, a través de sus entidades, de la economía social y solidaria, y aprovechando esta oportunidad editorial, para decir que a nuestras entidades les falta pronunciarse pública y formalmente sobre los beneficios y consecuencias positivas del Asociativismo.
Nuestras existencias -sabido es- se fortalecen en los momentos de crisis. Cobran impulso para enfrentar los avatares que nos llevan a la pobreza y pasan a ser reconocidas y utilizadas. En tal sentido, no esperemos al señor Estado. Demostremos que nuestras asociaciones son herramientas solidarias adecuadas para superar las crisis o mitigarlas. Tenemos las estructuras suficientes para llevar adelante planes solidarios.
Para ser breve, sugiero la necesidad de elaborar un documento que explique los beneficios de unirse en la adversidad, a ser presentado a todos los medios de comunicación. Para difundir que la pobreza la combatimos con mayor producción, pero también con mejor distribución y solidaridad.
A continuación, me permito compartir un menú de propuestas para el fortalecimiento de las entidades solidarias:
– Utilización y fomento de las compras comunitarias.
– Las entidades que provean artículos de construcción revean sus precios para la baja y formas de pago, facilitando las edificaciones o desarrollos de casas propias.
– Los que tienen proveeduría, faciliten las compras conjuntas y mejoren la financiación.
– Aumentar la cantidad de asociados para que colaboren más con las cuotas. Incorporar más asociados honorarios para que colaboren con la entidad. Y revisar la posibilidad de reducir los sueldos de los miembros que cobran en las comisiones.
– Las entidades que proveen accesos a medios de transporte publiciten esto en mayor medida a los asociados e informen para incorporar a los no asociados.
– Facilitar las compras en cuotas de bienes de primera necesidad y evitar los gastos de los asociados en bienes de consumo superfluo. No publicitar esos rubros
– Incorporar elementos destinados a los asociados para la educación y para la producción primaria.
– Los que tengan locales disponibles, abran sus puertas para el acceso a los medios tecnológicos de comunicación a todos, principalmente los jóvenes a los fines de estudio.
– Ayudar a la economía solidaria a constituirse, a resucitar y a funcionar.
– Las entidades de capacitación promuevan la solidaridad, la responsabilidad laboral y generen climas de concordia social, evitando y alejando las luchas y enfrentamientos sociales.
– Promover la enseñanza de talleres de oficios, principalmente para jóvenes y mujeres.
– Educar en valores y virtudes: que los jóvenes vuelvan a creer en la honestidad
– Fomentar el hermanamiento de entidades de la economía social de características similares o complementarias.
– Evitar el aislacionismo y el individualismo, de personas o de nuestros entes.
– Multiplicar los asesoramientos gratuitos de profesionales o técnicos, destinados a solucionar problemas familiares o empresariales (abogados, contadores, psicólogos, agrimensores, ingenieros, maestros mayores de obra, docentes).
– Acompañar a los actores solitarios que hacen solidaridad individual.
– Colaboremos con las iglesias que fomentan el accionar solidarios y con las cooperadoras, sobre todo hospitalarias y escolares.
Muchas de estas ideas ya las están haciendo. Sería importante que los dirigentes las publiciten a modo de difundir las buenas prácticas en beneficio de todo el sector: solidaridad horizontal del conocimiento y de la experiencia.
Los directivos actuales son más conocedores de respuestas de este tipo, pero es indispensable que como sector salgamos a ponerlas en práctica y difundirlas con la mayor de las fuerzas. Sin duda sugiero el acompañamiento de esto por parte de las Direcciones de Economía Social, de las Direcciones de Mutuales y Cooperativas, la Inspección de Personas Jurídicas. Es importantísimo que los organismos estatales provinciales o municipales difundan y colaboren en este emprendimiento.
*Domingo Godoy es contador. Autor del libro Manual de Economía Social y otras publicaciones sobre el tema. Exdirector del INAES, asesora a entidades de la Economía Social y Solidaria.