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Asociación Argentina de Protección Mutua “Mariano Moreno”

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Felipe Rodolfo Arella
Felipe Rodolfo Arella
Lic. en Cooperativismo y Mutualismo (UMSA). Magíster en Animación Sociocultural (Universidad de Sevilla). Ex-Presidente del CGCyM. Periodista, docente e investigador especializado en Economía Social y Solidaria, Género y Desarrollo Local.

Constituida en 1894 en la ciudad de Buenos Aires, el origen de esta asociación sirve para ratificar la historia de la inmigración en nuestro país y conocer las raíces del actual sistema solidario argentino.

Por Felipe Rodolfo Arella*

El ambiente social

La década de 1890 fue de definiciones y, por lo tanto, de fuertes confrontaciones y acuerdos. La crisis económica, consecuencia de una política de empréstitos, emisión monetaria y especulación bursátil en la bolsa, se desata el 16 de julio con la revolución del ’90, que pone fin al mandato presidencial de Juárez Celman. Esto se desarrolló a pesar de que el gobierno conservador había triunfado sobre los revolucionarios liderados por Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle y Bartolomé Mitre, luego de dos días de enfrentamientos armados ocurridos en la ciudad de Buenos Aires. Renunciado Juárez Celman, le sucede el vicepresidente Carlos Pellegrini, quien logra poner orden en la economía: crea el Banco de la Nación, la Caja de Conversión (convertibilidad de su momento) e impulsa la industrialización del país, prima facie.

La situación social, por otra parte, era angustiante. La llegada de los inmigrantes para el trabajo agrario constituyó la generación de nuevos problemas, por cuanto esos contingentes provenientes de distintas naciones europeas no encontraron en el país las ocupaciones ni las condiciones de vida que se les había prometido. Por otra parte, la cantidad de inmigrantes era tan grande que produjo en la sociedad receptora temores, fobias y repulsa como ocurre siempre ante lo desconocido.

Con el fin de conocer cómo se planteaba en nuestro país el problema de la inmigración, recurrimos a un fragmento del trabajo realizado por Noemí Girbal-Blacha “La política inmigratoria del Estado argentino (1830-1930); CONICET/UNLP/UNQ; De la inmigración a las migraciones internas:

No obstante los innumerables fracasos de la política inmigratoria argentina, el inmigrante había cambiado el perfil rural de la Argentina Criolla para transformarla en una Argentina Moderna y mayor relieve cobró la presencia inmigratoria en el acentuado proceso de urbanización que desde entonces vivió el país. La ciudad de Buenos Aires fue la que más directamente recibió el impacto. Si en 1869 por cada 100 argentinos había 98 extranjeros, en 1887 por cada 100 nativos había 112 que no habían nacido en el país. El problema de la escasez de vivienda acompañó este proceso -que se hizo más agudo con el correr del tiempo- que hizo subir el precio de los alquileres y de la propiedad inmueble en general. Viejas casonas coloniales no tardaron en convertirse en “inquilinatos“. En 1880 había 1.770 conventillos en Buenos Aires; en 1887 su número había crecido hasta alcanzar a 2.835 y a 2.462 en 1904. Entre el 65 % y el 71 % de sus habitantes eran inmigrantes que no tardaron en conformar un proletariado industrial importante que sustentó las corrientes anarquista, socialista y sindicalista del movimiento obrero en la Argentina.

Después de la crisis de 1890 se arraigó la inmigración espontánea en la Argentina. Traer inmigrantes siguió resultando un buen negocio y las empresas, solicitudes e iniciativas para traer extranjeros al país con la promesa de colonización, preferentemente agrícola, abundaron. Junto a iniciativas valiosas, no faltaron los especuladores y oportunistas, quienes no perdieron ocasión de acrecentar sus inversiones por este medio. Algunos fueron frontales y prácticos en su presentación de pedido a las autoridades nacionales; fue el caso de CAYMARI, empresa que en 1896 propuso establecer un servicio de navegación a vapor con los puertos europeos en forma mixta, es decir “importación de gente y exportación de animales”, como rezaba el título de su solicitud.

La presencia de tantos extranjeros de diversos orígenes, con lenguas incomprensibles y costumbres sorprendentes produjo un fuerte impacto entre los argentinos de todas las clases sociales. Los inmigrantes percibían esa incipiente animosidad y por ello, como también para mantener sus lazos familiares y colectivos, comenzaron a organizarse solidariamente, fundando sociedades de socorros mutuos, clubes, hospitales y escuelas.

Se organizan los inmigrantes

Franceses, británicos, alemanes, sirios, polacos, españoles, italianos, expandieron en la Argentina las organizaciones civiles de protección, cultura y asistencia médica que dieron pujanza a las ciudades y pueblos donde se iban radicando. Hospitales como el Británico, Alemán, Francés, Italiano, Español, Centro Gallego, clubes sociales y deportivos homónimos, sus teatros y colegios sostuvieron aquí las costumbres de sus patrias de origen.

Estas asociaciones de socorros mutuos comenzaron a multiplicarse y entre 1856 y 1875 se fundaron 74 entidades ubicadas en las provincias de Buenos Aires: 27, Santa Fe: 19, Entre Ríos: 9, Córdoba: 6, Tucumán: 1, Ciudad de Buenos Aires: 12. De ellas 25 eran italianas, 14 españolas, 7 francesas, 3 suizas y 30 cosmopolitas.1 A las mutuales de extranjeros también se las clasificaba por la preeminencia de la actividad laboral de sus socios, ya que muchas de ellas cumplían funciones sindicales de reivindicación en las condiciones laborales y salarios.

Puede observarse que la mayor cantidad de mutuales tienen su domicilio en el interior y no en la ciudad de Buenos Aires. Ello es consecuencia de la política inmigratoria impulsada por los gobiernos nacionales que procuraban colonizar el país con agricultores europeos. Esa política tiene su punto culminante cuando el 6 de octubre de 1876 se sancionó la Ley Nº 817 de Inmigración y Colonización, que significó un acontecimiento trascendental y de positiva proyección para el devenir demográfico del país. Este instrumento legal fue promulgado el 19 de octubre de 1876 por el Presidente Nicolás Avellaneda.

También los argentinos

Las familias descendientes de generaciones de argentinos reaccionaban de una manera ambivalente ante el fenómeno inmigratorio, lo que dio surgimiento a sentimientos ultranacionalistas similares a los que se estaban pergeñando en varias partes europeas. He ahí la figura representativa de Leopoldo Lugones, vindicando al gaucho como referente del criollismo originario en detrimento del laburante italiano, español o polaco venido a hacer la América.

Los sainetes, las novelas y ensayos sociales y políticos hacían referencia a lo distinto de los inmigrantes, a sus modismos, culturas, tipos de trabajo, lenguaje y ambiciones económicas. También contribuía a su desprestigio sus ideas políticas y sindicales que se exteriorizaban en firmes reclamos a los patrones de talleres y conventillos. Han quedado como memoria las obras costumbristas de Fray Mocho y las reproducciones del caricaturesco “cocoliche”. Puede releerse, además, ese maravilloso ensayo biográfico que escribió Borges sobre Evaristo Carriego, el poeta popular del Palermo arrabalero previo a la llegada de los “silbidos italianos”.

En el campo de la acción social la presencia de tantas entidades mutualistas llamó la atención de numerosas personas que veían que los inmigrantes se organizaban solidariamente mientras que los argentinos dependían de las sociedades de beneficencia y hospitales públicos para atender sus necesidades.

En ese ambiente social, un grupo de ciudadanos argentinos decidió fundar, en 1894, una asociación de mutualistas cuyos asociados fueran exclusivamente argentinos.

Transcribimos a continuación (respetando su grafía) el documento que dio nacimiento a la primera mutual constituida exclusivamente por argentinos:

En la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, a las 8½ P.M. en el local de la calle Lorea 1939 galantemente cedido para este acto por D. Juan M. Larrazabal, a los veinticinco días del mes de junio de 1894, presente los señores al margen designados, reunidos en Asamblea, abrió el acto el iniciador de tan plausible idea, señor Jacinto Cucchi diciendo: que de antemano todos habíamos sido informados acerca del objeto de aquella reunión, el cual no era otra sino la fundación de una sociedad de socorro mutuo nacional; dijo también que la utilidad e importancia de tales instituciones resaltaban á primera vista sin necesidad de mayores consideraciones, trayendo como ejemplo en corroboración de lo dicho la marcha próspera y benéfica de las sociedades estrangeras de esta misma índole.

La pureza institucional

La “Mariano Moreno” se había fundado para prestar servicios a los argentinos, como se expusiera en el acto constitutivo. No obstante, las previsiones que se tomaban al respecto en la memoria correspondiente al 8º ejercicio social (1901-1902), da cuenta de la expulsión de un asociado extranjero. La resolución fue adoptada por la comisión directiva y figura en la memoria que debía tratar la asamblea, órgano que ratificó lo dispuesto por el ente administrador.

Solamente un párrafo de la memoria da cuenta del asunto: “Previa comprobación de no ser argentino fue eliminado de la lista social el Sr. José Martínez”.

En la Mutual Mariano Moreno el 5 de octubre de 1944 se realizó el primer Congreso Mutualista en la Argentina.

(1) Castelli, Blas José: La asociación mutual, fines, organización y normativa; Fundación Universidad a Distancia “Hernandarias” Buenos Aires, 1993, pág. 58.

Felipe Rodolfo Arella es licenciado en cooperativismo y mutualismo, investigador y docente especializado en dichas materias.

2 Comentarios

  1. Estoy asociada a la mutual y tengo 3 nichos en el Panteón. No me llegaron las liquidaciones del segundo semestre. La direcciones del mail que tengo de Uds me dicen que no son válidas, y no me responden el teléfono. Cómo tengo que hacer?
    Muchas gracias .

    • Hola Alicia, nosotros no somos una mutual. Somos un medio de prensa especializado en cooperativas y mutuales. Te sugerimos buscar en Google los datos de contacto de la mutual o bien comunicarte al INAES para recibir asistencia: 4124-9300. Saludos y éxitos en la gestión.

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