Los accidentes por inseguridad vial siguen siendo una de las principales causas de fallecimiento en el país, que posee uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito, constituyendo la primera causa en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los argentinos.
Si bien la cifra bajó respecto a los últimos años, como efecto colateral no buscado del aislamiento por la pandemia, los valores continúan siendo elevados y han iniciado un nuevo ascenso.
Los datos previos a 2019, y hacia donde parece que estamos volviendo, mostraban 19 muertes diarias, es decir 6.627 víctimas fatales por año, y unos 120 mil heridos de distinto grado, con miles de discapacitados, muchísimos de ellos, jóvenes en plena vida productiva.
En el momento actual, y teniendo en cuenta todas las vías (calles, avenidas, autopistas, rutas y caminos), en los últimos doce meses hubo 3855 fallecimientos, aunque seis de cada 10 muertos corresponden a accidentes en rutas, autopistas y autovías. Entre marzo de 2021 y marzo de 2022, y valorando solo los fallecidos en rutas, la cifra escaló a 2042, es decir, más de 170 por mes, equivalente a seis muertes por día.
En la Autopista Panamericana ocurrieron el 12% de los accidentes fatales, seguido por la autopista del Oeste, con el 8% de los siniestros. En relación a las autovías, la 2 registró el 38% del total, y la 14, el 8%.
¿Y cuáles son las razones que nos llevan a tener el “privilegio” de tener el mayor número de accidentes viales en Latinoamérica?
La velocidad es una de las causas por accidentes de tránsito. Superar los límites establecidos es una de las características de muchos conductores argentinos. Debe tenerse en cuenta que a mayor velocidad, mayor es la distancia que se necesita para frenar el vehículo y que ante cualquier falla mecánica, más graves serán las consecuencias. Si al exceso de velocidad, le sumamos factores externos como la noche, la lluvia y la niebla, se produce una combinación muchísima más peligrosa. La segunda causa está dada por la ingesta de alcohol. Cifras elevadas de alcohol en sangre hacen que las respuestas y las maniobras de los conductores, ante cualquier eventualidad, sean torpes y lentas. Esto embota los sentidos disminuyendo la capacidad de atención normal, provocando una falsa sensación de seguridad que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de tránsito. Alrededor de 1 de cada 2 muertos en accidentes de tránsito en el mundo está presente el alcohol. Recientemente se ha incorporado el uso del celular mientras se conduce, como una de las nuevas e importantes causa de accidentes de tránsito. Nuestro cerebro posee importantes limitaciones para realizar dos tareas que demanden atención al mismo tiempo. Por lo tanto, usar el celular mientras se conduce constituye una conducta de alto riego. Un anuncio risueño pero valedero que pude observar en una iglesia , sintetiza perfectamente la gravedad del empleo del celular. Decía: “No use el celular en esta iglesia. Si quiere comunicarse con Días, rece. Él no responde al celular. Si quiere hablar personalmente con Dios, escriba un WhatsApp mientras conduce”.
La cuarta causa de accidentes de tránsito está dada por la distracción, que afecta por igual a conductores y peatones. Esta situación cada vez más frecuente origina situaciones graves que hubieran sido fácilmente evitables. }
Otra causa de accidentes, muchas veces fatales, resulta de conducir con sueño. En estas condiciones, el conductor sufre una disminución gradual de los reflejos y de la capacidad de reacción. Si a esto le agregamos una comida abundante y alcohol, el combo resultante es el de accidentes graves. Una forma de reducir las consecuencias humanas de un choque están dadas por el empleo del cinturón de seguridad, que constituye el mejor seguro de vida dentro del vehículo. Impide que el conductor, y sus eventuales acompañantes, sean lanzados contra el parabrisas, o fuera del vehículo hacia una muerte segura, en caso de accidente. Su empleo sistemático disminuiría en un 60 por ciento la posibilidad de muerte de los ocupantes de los vehículos accidentados. Incluso en la ciudad, a poca velocidad, evita la muerte o lesiones graves. Otro punto importante en los accidentes lo constituye la conducta desaprensiva de ciclistas y motociclistas, que están convencidos de que las normas de tránsito no están hechas para ellos, avanzando frecuentemente en zig zag. Para colmo, son escasísimos los ciclistas que usan luces, reglamentarias o no, al caer la noche, con lo que pasan a ser invisibles, y originan accidentes graves. A esto se le suma la doble mano de las bici-sendas en la mayor parte de las calles que tienen una mano única, planteando situaciones serias y muchas veces graves.
Finalmente, en numerosas ocasiones, no se respeta al peatón que tiene prioridad de paso cuando cruza por el lugar y el momento adecuado. Pero también, los mismos peatones son la causa de los accidentes, cuando cruzan por lugares inadecuados como la mitad de cuadra, o cuando no están habilitados por los semáforos. Todas estas razones nos explican el porqué de tantas muertes y discapacidades innecesarias, y deberían hacer reflexionar sobre nuestra responsabilidad en evitarlas.
Ilustración: Matías Roffe
