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La importancia de controlarse la vista

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Dr. Mario F. Bruno
Dr. Mario F. Bruno
Presidente de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico; Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cancerología; Presidente del Comité de Cuidados Paliativo de AMA (Asociación Médica Argentina); Presidente del Comité AntiTabaco de AMA Vicepresidente de UATA (Unión Antitabáquica Argentina); Director de los cursos anuales de 1) Periodismo Médico 2) Cancerología, 3) Cuidados Paliativos (AMA); Miembro Emérito de ASCO (American Society Clinical Oncology); Miembro Titular de ESMO (European Society Clinical Oncology); Director Médico de Medicron S.A. (Centro Oncológico)

por el Dr. Mario Bruno

Hace muy pocos días, el pasado 13 de diciembre, se conmemoró el Día de Santa Lucía, patrona de la vista. Se la representa frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar con firmeza su fe. Esta fecha debe hacernos reflexionar sobre los ojos, órganos fundamentales en la percepción de la luz y los objetos externos a nuestro cuerpo. Requieren, igual que cualquier otro órgano, controles periódicos a fin de prevenir las consecuencias de algunas enfermedades que pueden terminar en ceguera. De manera habitual, los rayos de luz que entran al ojo a través de la pupila son concentrados por la córnea y el cristalino para formar una imagen en la retina, que contiene millones de células sensibles a la luz llamadas bastones y conos. Estos últimos demandan una luz relativamente brillante para su funcionamiento, pero pueden detectar muchos tonos y matices de color. Por el contrario, los bastones requieren muy poca luz, lo que los hace muy adecuados para la visión nocturna; sin embargo, no pueden discernir los colores.

Las excitaciones nerviosas producidas en la retina son transmitidas por los nervios ópticos en forma de impulsos nerviosos hasta la corteza cerebral, de forma tal que la información procedente de cada uno de los dos nervios ópticos es procesada en el cerebro para producir una única imagen coordinada. Como el control ocular no entra en los chequeos pedidos por los clínicos, el público general les resta importancia y no concurre al oculista, excepto que esté enfermo. Las enfermedades del ojo van desde simples molestias a afecciones serias, que en casos extremos pueden llegar a la ceguera. Un examen oftalmológico rutinario incluye: a) Agudeza visual: se realiza para determinar las letras más pequeñas que una persona puede leer a una distancia determinada. b) Refracción: para establecer si una persona tiene una visión normal. En el caso de visión borrosa, este examen sirve para determinar el grado de deterioro de visión. c) Examen con lámpara de hendidura, aparato que permite evaluar las estructuras que se encuentran en la parte interna del ojo, incluida la retina. d) Presión intraocular: mide la presión del líquido dentro del ojo y permite detectar el glaucoma de manera temprana cuando aún se puede tratar. e) Fondo de ojo: sirve para evaluar la parte posterior del globo ocular que incluye la retina, el disco óptico, la coroides y los vasos sanguíneos.

Asimismo, las afecciones más frecuentes del ojo son 2:

1) Los vicios de refracción, consecuencia de una relación no armónica entre los elementos ópticos (córnea y cristalino) y el diámetro anteroposterior del ojo, o una falta de acomodación; esto puede corregirse con lentes correctores que corresponden a hipermetropía, miopía y astigmatismo. La presbicia es la disminución de la capacidad de ver nítido de cerca y se corrige con lentes. Cuando aumenta la presión del líquido intraocular, aparece el denominado Glaucoma. En las distintas variantes de esta afección, el sistema de drenaje del ojo se obstruye, de manera que el líquido intraocular no puede drenarse. A medida que el líquido se acumula, aumenta la presión en el interior del ojo. La presión elevada daña el nervio óptico que es muy sensible y puede ocasionar la pérdida irreversible de la vista. En los primeros años el glaucoma no trae ningún síntoma, pero igualmente menoscaba al ojo. La detección en etapas iniciales, diagnosticado a través de chequeos periódicos, permite, con tratamientos medicamentosos, y a veces quirúrgicos, controlar la afección y evitar las complicaciones.

2) Las llamadas retinopatías, detectadas inicialmente con la denominada lámpara de hendidura y/o el fondo de ojo, que reducen las complicaciones propias de este mal. Las retinopatías son afecciones que perturban la lámina de tejido sensible a la luz que se encuentra en el interior del ojo; se trata del punto de nacimiento del nervio óptico, que se extiende desde el cerebro hasta aproximadamente el centro de la retina y luego se ramifica. El área central de la retina, llamada mácula, contiene la mayor densidad de nervios sensibles a la luz y, en consecuencia, produce la mejor resolución visual. La vena y la arteria retinianas llegan a la retina cerca del nervio donde se ramifican los nervios. Igualmente, la retina también cuenta con una importante cantidad de vasos que llevan sangre y oxígeno. Cuando esta afección aparece en diabéticos, se la denomina “retinopatía diabética”. Es una complicación de la diabetes y una de las causas principales de la ceguedad. Ocurre cuando dicha enfermedad deteriora a los pequeños vasos sanguíneos de la retina, que son el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo.

Los dos citados son sólo ejemplos de las afecciones oculares que pueden detectarse en el examen de salud. Por ello, hacerlo periódicamente permitirá tener una excelente calidad de vida ocular.

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